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Revolución tecnológica en finanzas

LAVINA MEHTANI Soporte y Desarrollo de Negocio en Cross Capital

 

16-06-2016

 

La era digital está abarcando todo tipo de mercados y servicios. Desde hacer una simple compra online hasta encontrar a la media naranja, pasa por nuestras manos a golpe de “tap” en la pantalla de nuestro móvil. Las aplicaciones además de ofrecer servicios que sustituyen a los ya existentes en la vida real, han generado un sinfín de operaciones online novedosas que no existían anteriormente, naciendo directamente en el mundo digital, que se retroalimenta a raíz de la experiencia del usuario.

Las nuevas tendencias de consumo que se inspiran en los grupos más jóvenes, la generación Millennial o Y (nacidos en el período 1980-2000), propician la proliferación de una serie de plataformas y aplicaciones que permiten contratar servicios innovadores, con unos parámetros comunes: la inmediatez, la sencillez, la flexibilidad, la transparencia, la interacción, la colaboración y la relevancia social. Con esta revolución, uno termina cuestionándose qué servicios quedan sin ser digitalizados. El mundo financiero no se puede quedar atrás en esta tendencia global. La tecnología aplicada a las finanzas va madurando a la vez que sus usuarios, ya no nos limitamos a hacer compras de vuelos online o a permitirnos revisar nuestra cuenta del banco sin sentirnos inseguros, como pasaba hasta hace relativamente poco tiempo. Esta evolución del propio consumidor en lo que ha seguridad tecnológica se refiere y a una mayor exigencia en términos de agilidad y detalle de la información, ha generado la aparición de las Fintech, cuya palabra viene de la unión de dos términos anglosajones: finance y technology. Como la misma composición de palabras nos indica, se trata de empresas startup que están innovando por medio del uso de herramientas informáticas y que están cambiando la forma de consumir los servicios financieros al margen de los proveedores tradicionales.

A escala global, la mayoría de las empresas Fintech se dedican al desarrollo y aplicación de medios de pago (23%). Le siguen las especializadas en préstamos (21%), los agregadores financieros (18%) y las dedicadas al crowdlending (17%). Casi la mitad (48%) ofrece servicios para consumidores finales, mientras que el 38% se dedica a las empresas y el 14% a ambos mercados. El capital que mueve el negocio de este tipo de empresas se ha duplicado de un año a otro superando, ya los 11.000 millones de euros. PayPal, Square, Stripe o Funding Circle son ejemplos notables de un sector en constante ebullición, que ha ubicado sus grandes centros estratégicos en Silicon Valley y Londres. España se ha subido recientemente al tren, pero de forma acelerada: ya funcionan unas 120 compañías que han generado los primeros casos de éxito.

Estas empresas, que cuentan con miles de usuarios, son más ágiles que los bancos tradicionales, por lo que ante esta avalancha, a éstos no les queda otra alternativa que adaptarse a estos nuevos modelos de negocio, creando sus propias Fintech, comprándolas o creando alianzas. La ventaja fundamental de esas empresas es la sencillez de los procedimientos, la seguridad y la transparencia en las comisiones. Ante la incertidumbre en que empresas tecnológicas sean capaces de suplantar al mercado financiero tal y como lo conocemos, la banca reacciona y se está asociando con las nuevas tecnologías. En el caso concreto de España, existen bancos donde ya empiezan a invertir en la creación de foros, convenios, laboratorios y aceleradoras propios para la creación de sus propias Fintech.

Nos encontramos ante un nuevo paradigma tecnológico donde las reglas del juego han cambiado también para el sector financiero. No obstante, si bien la digitalización del sector es un hecho, entendemos que hay aspectos que los algoritmos de una máquina no podrán reemplazar a los aportados por un profesional financiero, por lo que veremos en unos años cómo queda todo.