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Primer pinchazo

AYTHAMI GONZÁLEZ Asesoramiento y Gestión Patrimonial en Cross Capital

 

20-11-2016

 

Sólo debemos acercarnos a nuestra sucursal bancaria con nuestros ahorros y solicitar un PIA (Planes Individuales de Ahorro Sistemático o Depósito Bancario), como normalmente han hecho los inversores más conservadores, para darnos cuenta de que las cosas han cambiado. Sencillamente le responderán que eso ya no existe, es cosa del pasado, que su dinero en liquidez ya no tiene valor y desafortunadamente, tienen razón, máxime de un tiempo atrás. Hace tiempo que venimos resaltando la abultada sobrevaloración de la renta fija que los bancos centrales han ido alimentando con mínimos tipos de interés y políticas de expansión monetaria en aras de impulsar la recuperación económica. La rentabilidad de la renta fija lleva cayendo más de 35 años sin tregua, pero en los últimos años, esto se ha acelerado hasta llegar a la anormal situación en la que nos encontramos. No obstante, puede que esta tendencia haya empezado a revertirse, esta semana hemos visto un fuerte rebote de las rentabilidades de todo el mundo debido la elección popular del excéntrico Donald Trump como presidente de  los Estados Unidos, llevando al traste la rentabilidad YTD (Year to Date) de muchos bonos y la de muchos fondos de inversión.

Si bien durante estos años de bajos tipos de interés, los inversores más adversos al riesgo podían sacar algo de rentabilidad a sus inversiones de la revalorización en precio de los bonos, ahora supone una posibilidad remota. Analizando los últimos movimientos del mercado, vemos como el precio del Bono a 10 años estadounidense pasó de 130,07 puntos a 126,06 en tan sólo una semana, es decir, más de un -3% de caída en precio. En el caso del Bund Alemán, ha pasado de pagar una TIR aproximada de un -0,15% en septiembre a un +0,30% con su respectivo desplome en precio. Como hemos dicho en diversas ocasiones “la renta fija no es fija”. Por otro lado, como principal eje del Sell off de la renta fija, es decir, la venta generalizada una caída libre notable de precios, destacan las perspectivas de un aumento de la inflación ante la presidencia de Trump. Sus políticas de gasto público y de subida de tipos han hecho que el mercado augure un periodo más inflacionista, algo que llevan años persiguiendo los bancos centrales y que ha conseguido el señor Trump en tan solo un día.

Estamos ante un escenario tan complejo y sin precedentes, incluso para los expertos del sector, donde la gestión del patrimonio para el inversor particular a través de productos conservadores se está convirtiendo en una tarea ardua en la que un paso en falso puede hacernos perder mucho dinero. Gestoras internacionales están haciendo lo posible para reducir la duración de las carteras (sensibilidad en el precio de la renta fija a movimientos de tipos de interés), incluso llegando a duraciones negativas, lo que supone posiciones cortas en renta fija a través de derivados.

Quizás este primer pinchazo haya sido un cambio de tendencia (tesis más probable) o por el contrario, solo una corrección, tal y como dice Keynes “los mercados pueden mantener su irracionalidad más tiempo del que tú puedes mantener tu solvencia”. Las previsiones no son muy alentadoras y Trump no parece que haya venido a seguir con la senda del derroche y la complacencia de los mercados financieros. Son muchas las variables y aspectos a tener en cuenta, difíciles de gestionar, por lo que el escenario actual se complica para aquellos inversores particulares más conservadores que quieren autogestionar sus carteras como hasta ahora.