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Cambio en la Fed

AARÓN RODRÍGUEZ Asesoramiento y Gestión Patrimonial en Cross Capital

 

05-11-2017

Las quinielas han acertado y finalmente, Donald Trump ha designado a Jerome Powell como sustituto de Janet Yellen al mando de la Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, cuando ésta finalice su mandato en febrero de 2018. Lo habitual hubiera sido que Yellen repitiera mandato, pues es tradición que el nuevo presidente, con independencia del partido que sea, repita en el cargo al responsable de la Fed si éste sólo lo ha dirigido un mandato. Sin embargo, Trump viene evitando continuar con las tradiciones y esta ocasión no iba a ser diferente, pese a que se ha mostrado satisfecho con su trabajo.

De los nombres barajados por la administración -exceptuando a Yellen, que también formaba parte de la lista-, Powell es ciertamente el mejor. Los otros potenciales nominados, cuyos nombres han sido criticados por la prensa, probablemente hubieran aumentado los tipos de interés mucho más rápido de lo que lo viene haciendo el actual gobierno de la Fed, lo cual no tiene sentido en una era en la que la inflación es bastante baja. De esta manera se logra mantener una política continuista, cuya estrategia monetaria parece convencer y, a la vez, aplacar las presiones de los republicanos conservadores que buscaban el relevo de Janet Yellen. El presidente de Estados Unidos aboga por una política de tipos bajos como palanca para conseguir sus propósitos de aumentar el ritmo de crecimiento económico, y en este contexto, el nombramiento de Powell tiene todo el sentido. Nacido en Washington en 1954, forma parte de la junta de gobernadores de la Fed desde 2012.

Pero en eso también radica la tragedia de reemplazar a Yellen. La ardua labor que ha llevado a cabo la primera presidenta de la historia de la Fed, en una etapa económicamente tumultuosa y baja inflación -el periodo más largo que se recuerda-, está siendo “recompensada” con la no renovación de sus funciones, y sustituirla aparentemente por un hombre menos cualificado que pocos piensan que hará algo diferente. La presidencia de la Reserva Federal es clave en cuanto es responsable de la política monetaria de la primera economía global; las decisiones que allí se tomen influyen en los mercados de todo el mundo.

Y es que el nuevo presidente de la Fed tendrá una tarea que no es sencilla y estará marcada, no por el hecho de que tendrá que subir los tipos, sino por el ritmo al cual deberá implantar la normalización de la política monetaria. Un alza precipitada de las tasas de interés puede dañar la expansión económica, así como poner fin a las revalorizaciones en los mercados de renta variable, donde todos los índices estadounidenses están batiendo récords. Por el contrario, ralentizar en exceso los tiempos para la subida de tasas o no hacerlo, podría recalentar el crecimiento económico, afectar negativamente al coste de la vida, y alentar burbujas.

Powell se muestra más dispuesto hacia algunas de las medidas de desregulación que los republicanos han llevado al Congreso, en su afán por derogar la ley de reforma financiera Dodd-Frank de 2010. Pero, por otra parte, ha evidenciado cierto escepticismo respecto a los deseos de la Administración de Trump en esa área. Así, con este nombramiento tampoco es que haya ganado muchos adeptos en el ala más conservadora del partido republicano y todo parece indicar que la única motivación que ha tenido Trump en el nombramiento es simplemente dejar su “marca” en todo lo que le compete.

Un dato curioso. La Reserva Federal es una entidad autónoma y privada, participada por una agencia gubernamental independiente, responsable de la Junta de Gobernadores donde actualmente están Powell y Yellen. Se creó en 1913 y desde entonces, todos sus presidentes han sido judíos. En este sentido, Trump no ha roto con la tradición…