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The Italian Job

MUNESH MELWANI Socio-Director General de CROSS CAPITAL EAFI

 

24-07-2016

 

Algunos recordarán esta película de 2003, en la que sus protagonistas, grandes actores todos, ejecutaban a la perfección un robo con maestría en Venecia. “Un trabajo en Italia” es el título que me viene a la cabeza, cuando tenemos por delante el problema de la Banca italiana, un secreto a voces, al que tras 8 años desde el comienzo de la crisis, aún no le han buscado solución definitiva, como han hecho el resto de países.

Parece inminente algún acuerdo entre el gobierno italiano y la Comisión Europea, en cuanto al esquema de asistencia financiera, especialmente en lo que se refiere al reparto del esfuerzo entre los acreedores de los bancos afectados (“bail-in”), aportaciones del sector público (“bail-out”), o incluso aportación cruzada desde los bancos buenos (lo que podríamos denominar “bail-through”) mediante mecanismos de mutualización parcial de ayudas. Cabe pensar en el ya creado fondo “Atlante”, o una nueva versión del mismo una vez constatada la insuficiencia del primero.
La solución que finalmente se adopte, tendrá que mantener el máximo respeto a una normativa bancaria europea de muy reciente implantación y evitar por todos los medios que cunda el pánico entre los tenedores de deuda bancaria. Este último aspecto tiene una elevada sensibilidad en todos los sistemas bancarios europeos, por el precedente que pueda sentar, máxime bajo la premisa de que los problemas que recientemente han cobrado visibilidad en la banca italiana bien podrían estar presentes aún en algunos otros sistemas bancarios de la Eurozona.

La banca española registra unos parámetros de saneamiento y capitalización favorables en comparación con su homóloga italiana, en gran medida porque gran parte del trabajo ya fue realizado, aunque aún quedan algunos coletazos en la reestructuración del sector. En cualquier caso, cabe reconocer que el entorno de negocio bancario se ha deteriorado de forma muy intensa en toda la Eurozona en la última década, con una intensificación de la caída de los ingresos y una fuerte presión sobre los márgenes, especialmente en el nuevo marco de tipos de interés cero o negativos, y la pérdida de negocio derivada de la entrada de nuevos jugadores, las empresas Fintech y los gigantes tecnológicos como Apple y Google, que poco a poco van arañando cuota de mercado a las entidades tradicionales, especialmente en medios de pago, descuento de facturas, concesión de crédito y comercialización de productos de inversión.

Este adverso entorno de negocio es el que ha provocado que, en todos los países europeos, la pérdida de valoración bursátil del sector haya sido generalizada en la primera mitad de 2016, mucho más intensa que otros sectores. Frente a una caída acumulada del -12% del DJ Eurostoxx-50, el Eurostoxx Banks ha registrado un -35% en el primer semestre. Este retroceso de capitalización es mucho más intenso en el caso de los bancos cotizados de Italia y Alemania, con pérdidas en el entorno del 60%, y menor en el caso de España y Francia, donde las pérdidas rondan el 30% en promedio. Está claro que los mercados están diferenciando países, en un marco general especialmente adverso para el negocio bancario.

Si profundizamos en el análisis del sector bancario italiano vs el español, conviene destacar que los 8 bancos italianos integrantes del MIB acumulan un déficit de provisiones (sobre el total de préstamos dudosos) de unos 77.000 millones de euros, con unos recursos propios totales de unos 144.000 millones. En el caso español, los 7 bancos del IBEX tienen un déficit de unos 46.000 millones, esto es, algo más de la mitad que en el caso italiano, si bien con unos recursos propios de unos 200.000 millones, por tanto, mejor cubiertos ante una eventual materialización de pérdidas procedentes de los préstamos dudosos. También es verdad que en cada país, dentro del sector, la situación individual de cada entidad requiere una diferenciación. Lo que estamos viviendo, a nuestro modo de ver, no es más que los efectos derivados de la necesaria reinvención de un sector, cuyo modelo de negocio se ha quedado desfasado.