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Desafíos económicos en China

JORGE BERRUEZO, BUSINESS SUPPORT
17/03/2024

La economía de China se encuentra ante un complejo entramado de desafíos internos y externos, destacándose por su crecimiento del 5,2% en 2023 y proyectando un moderado 4,6% para 2024, según el FMI. Este crecimiento, aunque sólido, viene acompañado de varias preocupaciones que incluyen desde una crisis inmobiliaria hasta una elevada deuda privada, pasando por una demografía en declive y un ambiente de incertidumbre global agravado por las tensiones comerciales con países clave como Estados Unidos.

En el ámbito interno, la crisis inmobiliaria se ha convertido en uno de los problemas más acuciantes, evidenciado por la situación de grandes promotoras como Evergrande. A esto se suma una deuda privada que supera el 210% del PIB, contrastando con una gestión inflacionaria que ha mantenido los precios bajo control, por debajo del 2,5%. Sin embargo, las exportaciones e importaciones han mostrado un desempeño que ha quedado por debajo de las expectativas, aumentando la presión sobre la economía.

La demografía en declive, con una reducción de 2,08 millones de personas en 2023, plantea desafíos adicionales para el consumo interno y la fuerza laboral. Esta situación se agrava con un aumento en el desempleo y una creciente deuda per cápita. En respuesta, el gobierno chino ha adoptado políticas proactivas, como una política fiscal expansiva y cautela monetaria, enfocándose en el empleo y el crecimiento económico. Se han establecido objetivos claros, como mantener la inflación en un 3% y crear 12 millones de empleos, con una atención especial en la juventud.

Externamente, las relaciones comerciales han experimentado tensiones, especialmente con Estados Unidos, lo que resalta la importancia de la Unión Europea como principal socio comercial de China. Estas dinámicas comerciales enfatizan la necesidad de China de diversificar sus relaciones y fortalecer su mercado interno frente a posibles vulnerabilidades externas.

El gobierno chino se ha propuesto potenciar sectores clave como la innovación, digitalización, y transición ecológica, buscando impulsar el consumo interno y apoyar el avance tecnológico y las energías renovables. La apuesta por una economía más verde y la promoción de vehículos eléctricos evidencian un compromiso con prácticas sostenibles, al mismo tiempo que se busca expandir la apertura a empresas privadas y extranjeras en sectores estratégicos.

A pesar de no anunciarse nuevos estímulos significativos para el sector inmobiliario, se prevé continuar apoyando proyectos de urbanización y aliviar la deuda de las constructoras, demostrando una estrategia enfocada en la estabilidad y el crecimiento sostenido. La Asamblea Nacional Popular no ha revelado cambios significativos en las políticas económicas, manteniendo un enfoque en el “crecimiento de calidad” y la modernización de la industria a través del incremento del presupuesto en I+D.

En conclusión, China enfrenta desafíos económicos complejos que requieren de una gestión cuidadosa y estratégica. La capacidad del país para superar estas dificultades internas, junto con la adaptación a un ambiente comercial global cambiante, será determinante para su futuro económico y su influencia en los mercados financieros internacionales. La economía china se encuentra en una encrucijada, donde la innovación, el desarrollo sostenible y la apertura económica juegan roles fundamentales en su estrategia de crecimiento a largo plazo. Estaremos atentos, pero sin duda brinda oportunidades de inversión a largo plazo.