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Tras una década

MUNESH MELWANI SOCIO-DIRECTOR GENERAL DE CROSS CAPITAL EAFI

 

27-08-2017

 

Tras una década

A principios de Agosto, más concretamente el día 9, se cumplieron 10 años (me recuerda que llevo 20 en el sector…) del inicio de lo que podría ser la antesala de la que ha venido a denominar se la Crisis Financiera Global, la mayor desde la Gran Depresión de los años 30. Fue el 9 de Agosto de 2007, cuando el banco francés BNP anunció el cierre de varios fondos de inversión ligados al mercado hipotecario estadounidense y es que la caída del mercado de créditos subprime (hipotecas basura) iba a traer consigo unos meses más tarde, en marzo de 2008, el rescate por parte de la FED y JP Morgan, de un banco de inversión especializado en bonos llamado Bear Stearns, cuyos hedge funds estaban al borde de la liquidación debido a que invertían en dichos créditos y habían lastrado la liquidez del banco. Asimismo, el gobierno estadounidense procedió a nacionalizar las firmas hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac.

 

Sin embargo, nadie podía sospechar, el 15 de Septiembre de 2008, la caída del 4º banco de inversión más importante de EE.UU.: Lehman Brothers se declaraba en bancarrota, evento que ha marcado un antes y un después en el sector financiero global. El colapso de Lehman contagió el ambiente inversor y a todo el sistema financiero, produciendo el colapso de las bolsas; tanto es así, que el equipo de Bush se vio obligado a acudir al rescate de gigantes como la aseguradora American International Group (AIG), que recibió una inyección de 85.000 millones de dólares justo antes de quebrar. La Casa Blanca y la Reserva Federal activaron un plan de emergencia para rescatar a la banca por valor de 700.000 millones de dólares. La crisis financiera originada en EE.UU. arrasó todo el planeta, con consecuencias graves para la población a nivel socio-económico y con efectos políticos naturalmente, habiendo dejando secuelas, algunas irreversibles.

 

Ahora que las bolsas retornan a niveles máximos históricos y echando una vista atrás, la pregunta sería si se han hecho bien los deberes para evitar una situación similar. Lo más perceptible para el ahorrador de a pie es que los países registran tasas de crecimiento moderadas, la inflación está controlada, los tipos de interés están en mínimos históricos, las empresas generan buenos resultados y ya se ha dejado atrás la crisis, propiciándose la creación de empleo. Pero, concretamente ¿qué se ha hecho? EE.UU. con Barack Obama al frente, adoptó cambios regulatorios que han orientado a otros gobiernos, con la ley Dodd-Frank en julio de 2010, que versaba sobre la protección de los consumidores, la supervisión de las firmas financieras con riesgo sistémico, la supervisión global de los mercados financieros (con especial atención sobre la titulización, los derivados y las agencias de rating), la creación de estándares regulatorios (por ejemplo los test de stress) y una mayor cooperación internacional, y el gobierno corporativo tanto en empresas como en bancos.

 

Obviamente, los bancos centrales adoptaron asimismo un papel protagonista, que siguen ejerciendo, llevando los tipos a cero durante varios años, produciéndose el punto de inflexión en diciembre de 2015, cuando la FED los elevó por primera vez desde diciembre de 2008, algo que ha sucedido en tres ocasiones más hasta ahora de forma gradual, pasando del 0,25% al 1,25%. Asimismo, han aplicado otras medidas no convencionales para ayudar a la banca a que fluya el crédito a familias y empresas, tales como su barra libre de financiación y la recompra de renta fija en secundario, produciéndose un aumento importante de los balances de los bancos centrales. Como la economía ha estado asistida artificialmente y de forma coordinada por los bancos centrales, de ahí la importancia de cumbres como la de Jackson Hole esta semana.

 

Todas estas medidas han propiciado un entorno favorable para la inversión, en la que los inversores en busca de una rentabilidad superior y con una percepción de menor riesgo ante una volatilidad en mínimos históricos, han asumido un nivel de riesgo superior a sus perfiles originales, saliéndose en muchos casos de su zona de confort. La alternativa sería mantener los excedentes en liquidez al 0% o en depósitos en niveles cercanos. La cuestión es hasta cuándo durará dicho entorno.

 

Me gustaría señalar que desconocemos los efectos derivados de las medidas adoptadas por los bancos centrales, si bien está claro que algo han influido en la evolución positiva de los activos financieros en los últimos años. Ahora bien, no todos los activos financieros están sobrevalorados, pero sí hay varias clases de activos cotizando por encima de su valor intrínseco (sin margen de seguridad), por lo que conviene ser muy selectivos. Además, se debe cuidar siempre la liquidez. Por último, los bancos centrales están retirando las ayudas excepcionales de forma progresiva y entendemos que el mercado y el sistema financiero deberán asimilar la nueva situación, que implica la vuelta a la normalidad tras una década.