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Todo va a girar en torno a la inflación

AARON RODRIGUEZ,  ASESORAMIENTO Y GESTIÓN PATRIMONIAL

15/10/2018

Hasta hace muy poco, los mercados de muchas economías desarrolladas habían respondido favorablemente a un episodio de crecimiento global positivo y sorpresas negativas inflacionistas. Pero en semanas más recientes, hemos visto un cambio en esa combinación de datos hacia sorpresas de crecimiento menos positivas y un patrón más matizado de sorpresas positivas de inflación.

Una inmersión en esos datos de crecimiento, revela que los conocidos como datos blandos o soft data (aquellos datos basados en información cualitativa), se han mantenido relativamente firmes, incluso cuando los datos duros o hard data (aquellos datos medibles e indiscutibles) han decepcionado. Por otro lado, tenemos que los datos de inflación revelan una inflación del IPC subyacente aún débil en relación con la inflación general, lo que significa que habrá un giro hacia sorpresas salariales más positivas. Esto último es significativo, y es que la falta de inflación en los salarios, después de todo, es la clave para explicar las sorpresas negativas de la inflación, las tendencias positivas de las ganancias corporativas, las discrepancias sorprendentes (por ejemplo, una fuerte confianza empresarial, el consumo débil) y, hasta hace poco, el apetito de riesgo de los inversores.

A partir de ahora, la evolución de los datos de crecimiento y la inflación (salarial), y cómo responderán los bancos centrales a esto, será una de las claves que influirá claramente en la evolución de los mercados. Habrá que mantener el ojo puesto en tres factores: i) ¿cómo responderá la Reserva Federal (y el mercado del Tesoro de los Estados Unidos) al flujo entrante de datos globales? El mercado ha tendido a hacerse eco del crecimiento global y los datos de inflación en los últimos meses, pero en los últimos días puede haber habido un exceso. El mercado podría estar esperando una Fed más agresiva aun cuando la economía mundial esté por debajo de las expectativas, y claramente no sería un buen augurio para los activos de riesgo; ii) el segundo factor se refiere a la rentabilidad y productividad corporativa. La ausencia de un mayor crecimiento de la productividad en los EE.UU. (y otros lugares) continúa desconcertando a los responsables de la formulación de políticas, y claramente tiene implicaciones importantes para el grado de ajuste monetario de EE.UU. (y global) que la economía mundial puede afrontar y; iii) el tercer factor es la inflación salarial. El nivel de inflación salarial en las economías desarrolladas ya superó el nivel previo a la crisis y actualmente está superando al crecimiento de la productividad (aunque este fenómeno es más europeo que estadounidense). Si la era de mano de obra barata en la economía mundial está llegando a su fin, y existen varias razones para pensar que lo es, continuaría teniendo implicaciones importantes, no solo para las correlaciones en los mercados de deuda y acciones, también para la política monetaria en el futuro.

 

No esperamos un giro de los acontecimientos en el corto plazo, pero cuando entremos en esa nueva fase, los mercados direccionales dejarán espacio a otros, y veremos mayor divergencia en estilos y factores de inversión, así como una mayor rotación en temas de inversión. Esto requerirá un enfoque selectivo de los países y nombres con fundamentales decentes, aunque se hayan visto afectados de manera desproporcionada durante las etapas de volatilidad. Una sólida disciplina en la construcción de carteras, con un enfoque en la gestión de la liquidez y un análisis macroeconómico combinado con la búsqueda de la calidad, representará la brújula que deberemos utilizar para navegar en esta fase del mercado, e indicará cómo y cuándo rotar en los temas más atractivos. Con menos mercados beta, el alfa será el nombre que marcará el juego.