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Sí, pero hoy no…

AARÓN RODRÍGUEZ Asesoramiento y Gestión Patrimonial en Cross Capital

 

25-09-2016

El último día del verano nos deparaba dos sorpresas, al final más gratas que ingratas, pero sorpresas al fin y al cabo. Por un lado, destacar la decisión del Banco de Japón (BoJ) de provocar una mayor pendiente en el tramo de la curva de bonos, cuanto más largo sea el vencimiento del bono, mayor rentabilidad (algo que suena lógico pero está sucediendo), aliviando así el efecto negativo sobre unos márgenes bancarios deteriorados; y por otro lado, al Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Reserva Federal (Fed), quien debía tomar la decisión de subir o no los tipos de interés, finalmente los mantuvo inalterados entre el 0,25% y el 0,5%, y ahí están desde diciembre de 2015, cuando incrementó el precio del dinero en 25pb tras casi diez años política monetaria laxa.

El Comité se pronunció en línea con lo que se esperaba: considera que la economía estadounidense está mejorando pero necesita más pruebas del continuo progreso hacia su objetivo. A Janet Yellen, su presidenta, le gusta hacernos creer que realmente quiere subir los tipos de interés, cuando no le hace gracia alguna. Recordemos que la Fed tiene un doble mandato; mientras que la misión del Banco Central Europeo es mantener la estabilidad de precios, la Fed debe favorecer la creación de empleo y velar a su vez por un crecimiento sostenido de la inflación entorno al 2%.

El FOMC utiliza los datos de consumo para realizar un seguimiento de la inflación. En Agosto fue del 0,8% interanual, o del 1,6% si excluimos alimentos y energía. Los bonos del Tesoro indexados a la inflación sugieren un aumento de los precios al consumo del 1,2% en los próximos cinco años. Al mirar los datos, lo más importante a considerar es cómo está de cerca el objetivo del pleno empleo y de la estabilidad de precios. Según las proyecciones del propio órgano, el desempleo podría caer hasta el 4,4% en 2018. En ese momento, la inflación podría alcanzar el objetivo del 2%. Eso significa que la economía tiene capacidad para lograrlo mientras normaliza su política monetaria. Sin embargo, durante todo este año no hemos visto ni una sola alza de tipos; y eso, que en junio todo parecía indicar lo contrario (el Brexit sucedió después), pero bastó un mal dato de creación de empleo a última hora, para que pospusieran la decisión.

Lo fácil es pensar que este “quiero subir tipos, pero hoy no, mañana”, se debe al calendario electoral de Estados Unidos, pues en noviembre son las elecciones generales a la Presidencia del país y una subida de tipos inesperada traería un descenso en las bolsas, generando más polémica de cara a las elecciones, -los estadounidenses acostumbran a invertir sus ahorros en la renta variable- y que esto favoreciese al candidato más polémico, Donald Trump. Pero el hecho es que hay mucha preocupación acerca del posible riesgo sistémico que supone el mercado inmobiliario para muchas entidades financieras. La preocupación surge por el aumento en las tasas de impago unido a una rápida apreciación del sector inmobiliario y a la caída de márgenes y bajas tasas de capitalización, junto con el hecho que el sector inmobiliario está muy extendido en las instituciones financieras. A este respecto, Yellen confirmó que se está vigilando de cerca la situación y que desplegarían herramientas distintas a la política monetaria, entiéndase entonces el uso de política macroprudencial, en el caso de que surjan más problemas.

El mercado prefiere seguir viviendo en un mundo dependiente de los estímulos monetarios, pero tarde o temprano deberemos asumir que esto tendrá un fin y que cuando más se demore, más dolorosa puede ser luego la realidad.