¿Qué esperar de nuestras inversiones en 2020?
AARÓN RODRÍGUEZ, ASESORAMIENTO Y GESTIÓN PATRIMONIAL
19/01/2020
A principios de año hacíamos un repaso sobre cuáles fueron las inversiones que mayor rentabilidad generaron. Ahora que comienza 2020, convendría hacer un breve repaso de cómo está la situación a nivel global e identificar cuáles podrían ser los movimientos que catalicen nuestras inversiones. Al momento de escribir estas líneas, una nueva empresa se sumaba al club de los 13 dígitos. Alphabet, o Google como la conocemos, superaba el billón de dólares de valor en bolsa (y más de 120.000 millones en liquidez) y se unía así a Apple y a Microsoft. Recordemos que la cotización actual de una empresa es reflejo de las expectativas de beneficios a futuro sobre la misma. Aplicando esta lógica y sabiendo que las tres empresas están relacionadas con la tecnología, creo que es bastante sencillo deducir por dónde venido los tiros.
Si 2019 fue un año de retroceso en el crecimiento de la economía mundial, 2020 se anuncia como el año de la consolidación. A finales del año pasado, se consiguió revertir el sentimiento sobre el consumo y mejoraron los datos de producción industrial. Dicho esto, lo que pase en 2021, dependerá en buena medida de lo que suceda este año. Se espera que el crecimiento mundial se reduzca mínimamente respecto al nivel alcanzado en 2019, auspiciado por el crecimiento de los emergentes -esta vez no será China quien lo impulse-, en contraposición con el suelo que deberían marcar los países desarrollados.
Cada escenario diseñado arroja una serie de previsiones diferentes, por lo que el análisis será necesario para constituir los cimientos sobre los cuales sentaremos las bases de nuestras inversiones. Así, y analizando en mayor profundidad lo anterior, vemos que la desaceleración mundial en 2018-19 fue leve: la resiliencia en servicios y consumo amortiguaron los débiles datos industriales y de exportaciones, por lo que no se debe esperar una recuperación en forma de “V”. Consideramos que este movimiento constituyó un pequeño ciclo en el ámbito del largo ciclo expansivo que ya acumulamos, y por eso se espera de 2020 un año en el que se consolidará el crecimiento, más que ver una recuperación completa. Los factores de este escenario son: i) un incremento en capex, que vendría a través de una tregua en lugar de una escalada en las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China; ii) un giro en el ciclo tecnológico global; iii) políticas macroeconómicas más flexibles y; iv) un incremento de la liquidez global vía depreciación del dólar.
No obstante, hay una serie de riesgos que no deben pasar inadvertidos. Hace ya casi cinco años publicamos un artículo sobre el “precipicio de refinanciación” en el mercado de crédito de alto rendimiento o high yield, basándonos en un informe económico de la agencia de calificación crediticia, Moody’s. En este, se avisaba de la ingente cantidad de deuda que debía refinanciarse en 2020, en torno al 20% de las emisiones respecto al 2% de aquel año. Entramos en 2020 y el riesgo no ha desaparecido. Nos acercamos a los 90 billones de deuda a nivel mundial, donde el 65% está son emisiones de los gobiernos y el 35% pertenece al sector privado. Dentro de la deuda privada, 160.000 millones (el 0,5%), está catalogada como distressed, es decir, deuda en suspensión de pagos o que directamente se ha declarado en quiebra el emisor. La burbuja crediticia lleva tanto tiempo y se ha vuelto tan grande, que incluso con los bancos centrales reduciendo tipos de interés, hacen vulnerables a las empresas muy apalancadas ante un eventual encarecimiento del coste de financiación, que podría llevar a una erosión en la calidad crediticia y al aumento de los incumplimientos.
Se trata de ser conscientes de los riesgos, y no dejarnos llevar por las emociones, dado que el miedo siempre es el peor enemigo en la toma de decisiones. Como probablemente saben, hay muchos ahorradores aún “pillados” con inversiones que hicieron en 2010 – 2012 en empresas que en su día consideraban “joyas de la corona”, por no hablar de las Abengoa, Pescanova o Banco Popular, y más recientemente Deoleo- en el que, por miedo a enfrentar el error, hoy en día, pueden acumular pérdidas que fácilmente superan el 60% de lo invertido, cuando el resto del mercado de su entorno acumula retornos superiores al 100%. Aplicar una buena dosis de sentido común, asimilar que no existe la inversión sin riesgo, asumir los defectos del gratis y apoyarse en profesionales regulados y expertos en la materia será, sin duda, la mejor inversión de 2020.