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No es el patito feo

AARÓN RODRÍGUEZ Asesoramiento y Gestión Patrimonial en Cross Capital

 

28-05-2017

El famoso video publicado en 2015 en el que una constructora china levantó un rascacielos de 57 pisos en 19 días, nos deja entrever cómo de acelerado está siendo el crecimiento inmobiliario en el país, y claro, crecer a esos ritmos implica irremediablemente un exceso de endeudamiento. Así, esta semana se conocía la noticia que la agencia de calificación crediticia Moody’s, rebajaba en un escalón la calidad de la deuda del país asiático hasta el A1, desde Aa3, confirmándose con ello la preocupación a largo plazo sobre la debilidad financiera de China, basada en factores tales como un alto nivel de apalancamiento y la desaceleración del crecimiento económico. El informe de Moody’s situaría el crecimiento del esperado motor de reactivación del mundo por debajo de países como Estonia, Qatar y Corea del Sur. A pesar de ello, los riesgos financieros en el corto plazo son limitados y contenidos por dos razones, que explico a continuación.

 

En primer lugar, hay indicios de que la burbuja inmobiliaria que asola el país en las ciudades de primer y segundo nivel, se ha extendido a ciudades de tercer y cuarto nivel. Si bien esta cuestión estructural debería preocuparnos aún más, en el futuro inmediato significa que se podrá “dar una patada hacia delante” con estos problemas y abordarse a largo plazo, a la vez que en el corto plazo se continúa impulsando el crecimiento de la inversión inmobiliaria y, por ende, el crecimiento económico del país.

 

En segundo lugar, el 19º Congreso Nacional del Partido Comunista de China se celebrará este otoño, por lo que se espera que el gobierno mantenga un entorno macro y financiero estable para permitir una reorganización del liderazgo sin problemas, anunciando nuevas medidas fiscales expansivas si es necesario. La fuerte subida en los precios del suelo en los últimos años ha mejorado los ingresos de los gobiernos locales, por lo que el gobierno debería tener capacidad financiera suficiente para mantener el crecimiento económico por encima del 6,5% en 2017.

 

Con todo, el riesgo de quiebra de las instituciones financieras es mínimo. El proceso para un desapalancamiento financiero seguro y controlado ya ha sido establecido por el Consejo de Estado cuando enfatizó en un informe oficial que se debía actuar para reducir el posible riesgo de turbulencia a consecuencia del endurecimiento en las regulaciones financieras. Y en este sentido, el Banco Popular de China ha comenzado a endurecer la liquidez en el mercado interbancario para frenar dichos riesgos y las burbujas de activos, tal y como se refleja en el aumento del Shibor, el Euribor chino, donde el 3 meses ha pasado del 3,27% al 4,53% en lo que va de año, lo que implica una subida del +38,5%.

 

Los costes de financiación y las condiciones de liquidez en la economía real siguen siendo en gran medida neutrales, ya que la tasa de interés de referencia apenas ha variado y la tasa de interés efectiva de los bancos sólo se ha incrementado levemente, aunque lo suficiente para que se empiecen a oír voces de alarma; pues si bien las medidas adoptadas han conseguido frenar el ritmo de emisión de deuda, también reducen los márgenes bancarios y aumentan los costes de financiación, que tendrá que trasladarse al cliente final y podría acelerar la caída del crecimiento económico.

 

Estos riesgos y desafíos seguirán aplazándose para el futuro, por lo que no consideramos que China se convierta en un cisne negro para los mercados este año. La combinación de una política fiscal proactiva y una política monetaria neutral, junto a una suave moderación en la inversión inmobiliaria, debería ser suficiente para garantizar una ralentización gradual del crecimiento económico en 2017.