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Desbancarización selectiva

JOHANNA PRIETO Finanzas Corporativas en Cross Capital

 

11-09-2016

 

Son muchas las noticias que hemos conocido recientemente sobre el efecto positivo que el programa de compra de activos del BCE ha tenido en el acceso al crédito de las empresas más allá de la financiación bancaria, llegando incluso los más optimistas a pensar que ahora sí que ha llegado el momento de la tal ansiada desbancarización de las empresas. No obstante, si analizamos en detalle los últimos datos de negocio bancario publicados por el Banco de España (BdE) comprobamos que nada más allá de la realidad.

 

Según los últimos datos publicados por el BdE (datos hasta julio), el nuevo crédito a las empresas españolas se ha desplomado, en un escenario donde el ratio de solicitudes/aprobación no se ha visto incrementado considerablemente. Es decir, manteniéndose el ratio de aprobación en niveles similares a ejercicios anteriores, las necesidades de crédito por partes de las empresas es menor. Ello puede deberse, entre otros, a dos aspectos: a una mejora de la actividad y de los resultados empresariales que posibiliten la autofinanciación de las inversiones requeridas, o bien a la financiación de las mismas mediante canales alternativos a la banca. Teniendo en cuenta que el desplome de los créditos se limita a aquellas empresas de gran tamaño, todo parece apuntar que son estas las que han aprovechado la medida del BCE para sustituir la financiación bancaria por financiación directa en los mercados mediante la emisión de bonos. Así, a cierre del mes de julio, el importe de las nuevas operaciones de crédito a empresas cayó más de un 33% respecto a los datos alcanzados a cierre de 2015, alcanzando la caída en los nuevos préstamos de importe superior a un millón de euros más del 40%, respecto al 1% de los nuevos créditos de hasta 250.000 euros.

 

Dejando al margen la financiación de las grandes empresas, está claro que el escenario de financiación de las empresas no ha cambiado en España, más allá de la reducción en los tipos de interés aplicados a los mismos, que según los últimos datos publicados en julio, se situó en el 1,88% para aquellas operaciones entre 250.000 y un millón de euros, respecto al 2,05% a cierre de 2015. La ausencia de una demanda solvente, las exigencias de capital por parte del regulador, así como el efecto que la incertidumbre política puede tener en la viabilidad de determinados proyectos empresariales son, entre otros, algunos de los argumentos que esgrimen las entidades financieras para justificar su inactividad en un escenario con tasas de crecimiento del PIB mayores a las esperadas, coste de financiación en mínimos y acceso prácticamente ilimitado a la barra libre de liquidez. Sin entrar a valorar dicha actuación, resulta evidente que difícilmente se dará en el corto plazo un escenario más optimista para facilitar la canalización del crédito por parte de las entidades financieras a las empresas.

 

En este sentido, se hace imprescindible que las instituciones definan realmente vías de desintermediación y/o apoyen determinadas iniciativas existentes (plataformas de financiación entre particulares, descuento de facturas, etc.) a través de líneas de garantías y/o avales, subvención de costes, o líneas de coberturas de primeras pérdidas como las ya definidas hasta el momento con entidades financieras; y solucionar realmente los problemas de acceso al crédito, que son especialmente acuciantes en los casos de financiación del circulante y la refinanciación de la deuda de empresas ya existentes. Todo ello, sin obviar que deberán ser las propias empresas las que tomen la iniciativa en el acceso a las fuentes alternativas de financiación, aunque ello suponga en un primer estadio  asumir un mayor coste de financiación, complejidad de trámites y el suministro constante de información. Se trata de un coste de entrada que, en base a nuestra experiencia en operaciones reciente con empresas y proyectos de inversión en la región, podemos afirmar que se ve claramente compensado en el corto/medio plazo.