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Un repaso a las perspectivas de inversión 2023

PUNEET VASWANI, ASESORAMIENTO Y GESTIÓN PATRIMONIAL
12/11/2022

En estas fechas salen publicados los análisis sobre las perspectivas del año entrante. Vaya por delante que artículo de opinión no supone recomendación alguna en materia de inversión.

Nos encontramos en el último mes del año, y eso significa dos cosas: que algunos tienen puesta la cabeza en sus vacaciones navideñas, mientras otros miran de reojo al próximo año 2023. Tanto es así que, en la comunidad inversora, desde hace unas semanas ya se viene pensando en cuestiones como: ¿de qué manera posiciono mi cartera para 2023? ¿Me posiciono defensivamente o aprovecho las correcciones para tomar algo más de riesgo? ¿Invierto en acciones o en renta fija? ¿Funcionará el próximo año una cartera 60/40? Con la finalidad de arrojar un poco de luz, trataremos de exponer las principales previsiones realizadas por los principales bancos de inversión, teniendo en cuenta sobre todo los puntos en común entre los informes de perspectivas 2023 que han publicado, junto con el consenso de los inversores institucionales en su conjunto.

Nos encontramos ante un nuevo régimen, o incluso un nuevo orden mundial. Es evidente que dejamos atrás las cuatro décadas de gran moderación, caracterizada por ser un período de actividad económica e inflación relativamente estables. Ahora entran cobran mayor relevancia los principales parámetros macroeconómicos y los fundamentales de las compañías, que han definido a lo largo de este año (y probablemente lo harán durante 2023) la evolución de los mercados. Asimismo, en este período, tendremos que convivir con un nuevo panorama inflacionario, con una inflación más alta que el objetivo a largo plazo de los Bancos Centrales, esto es, por encima del 2% (al menos para 2023 y a la espera de que se pueda normalizar en 2024).

En primer lugar, existe un consenso en que afrontaremos una recesión – está sujeto a debate la duración y daños colaterales de la misma – en 2023, debido principalmente a la carrera de los Bancos Centrales por atajar la inflación más elevada de los últimos 40 años. A su vez, el típico lema de inversor boomer de “buy the dip” es posible que no nos sirva en este nuevo régimen de mayor volatilidad. Vamos a requerir de una mayor actividad en las carteras, más gestión activa, y reevaluando constantemente si la corrección propiciada por los Bancos Centrales se encuentra en precio. Por el momento, se considera que los riesgos de una recesión no están enteramente descontados. Un ejemplo de indicador adelantado en este sentido es el de las ventas de viviendas nuevas (VVN) en EE. UU. en períodos de política monetaria restrictiva: en 2004, el cambio porcentual de VVN fue por encima del -50% (los tipos de interés marcaron un máximo en 5,25%); mientras que en el período actual ha corregido en torno a un -25% (con los tipos de interés ya en el 4%, y con estimaciones del 4,75%-5% para 2023). Por tanto, aunque tácticamente se recomiende estar infraponderados/con un posicionamiento defensivo en renta variable, de forma estratégica (largo plazo) se encuentran oportunidades en los mercados en compañías que están relativamente baratas (en términos de PER, P/VC, EV/Ebitda, etc.) que reparten dividendos, o bien tienen un potencial de beneficios estables dada su baja ciclicidad.

Por otro lado, si no hemos estado invertidos en renta fija en buena parte de este año, o nos hemos pasado a activos de renta fija con duraciones más cortas, este es el momento de comenzar a tomar posiciones y asumir algo más de duración. Existe un claro acuerdo entre los principales bancos de inversión y los inversores cualificados, y es que la renta fija presenta una oportunidad tras el repunte de las TIRes experimentada este año (los bonos corporativos grado de inversión emitidos en euros ya ofrecen un 3,5%-4% a medio plazo; mientras que los emitidos en USD alcanzan el 4,5%-5%). Hasta ahora, habíamos llegado al punto en el que el 90% de los bonos soberanos ofrecían una yield por debajo o cercana al 1%, fruto de las políticas monetarias ultraexpansivas de la última década, mientras que esta semana el Treasury estadounidense a 10 años se encontraba en el entorno del 3,5%. Con una política más restrictiva como la actual, y la mayor rentabilidad que ofrecen los activos de renta fija hoy día, se considera que cumplirá con dos de sus premisas históricas: i) generación de rentas; ii) diversificación respecto a activos de mayor riesgo.

En este entorno, las carteras 60/40 que se daban por muertas a mediados de este año, puede que no lo estén, y pueden ser una posibilidad para inversores de este perfil mixto. Desde Cross Capital, pensamos que 2023 se presenta como un año complejo y exigente, en el que los inversores deben estar asesorados por profesionales experimentados, que apliquen una gestión activa y que estén muy encima de los acontecimientos venideros.