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Sentimiento, dirección y fundamentales

CAROLINA CASTELLANO, MARKETING Y COMUNICACIÓN
11/06/2023

El S&P 500, el índice que genera cierta obsesión entre inversores, ejecutivos y ahorradores, cerró la jornada del pasado lunes 5 de junio casi un 20% por encima de su nivel más bajo en 2022, lo que para algunos observadores del mercado ya está a un paso de considerarse un hito, con una ganancia que habitualmente tiene la consideración de señal de inicio de un mercado alcista, así como de una nueva fase de exuberancia inversora. Ahora bien, evaluar un auténtico mercado alcista no es una tarea tan sencilla.

El índice fluctuó en torno al umbral el lunes, moviéndose por encima en múltiples ocasiones, antes de terminar un 0,2% más bajo al finalizar el día, situándolo en un 19,5% por encima de su mínimo en octubre del año pasado. Aun así, el movimiento subraya la fuerte recuperación del mercado bursátil desde que los temores a una alta inflación, la subida de los tipos de interés y una inminente recesión empujasen al índice a la baja desde su nivel máximo a principios de 2022. El S&P 500 entró en un mercado bajista -que se define como un descenso del 20% o más desde el máximo de un índice- en junio de ese año, y continuó cayendo hasta tocar el mínimo en octubre.

¿Qué significan los términos “alcista” y “bajista”? En realidad, se corresponden con entusiasmo y temor, respectivamente, como sentimiento principal que genera entre los inversores, por las perspectivas acerca de la evolución bursátil de las empresas cotizadas. Otra gran diferencia entre estos términos es que los inversores tienden a ponerse de acuerdo sobre cómo marcar el comienzo de un mercado bajista, mientras que existe menos consenso sobre cómo definir el comienzo de un mercado alcista, especialmente cuando las preocupaciones que inicialmente arrastraron a la baja las acciones persisten en la actualidad.

Se ha establecido como regla general, tras los hechos que han marcado la historia de los mercados, que un nuevo mercado alcista se confirma cuando un índice marca un nuevo máximo tras remontar desde un mínimo bajista. Por lo que, si nos fiamos de este criterio, al S&P 500 aún le falta más de un 10% para alcanzar esta cota. Pero algunos inversores afirman que es más sencillo considerar como un hito importante cualquier ganancia del 20%, o más, en un índice de base amplia como el S&P 500, que se mide al final de la jornada bursátil. Más de 15 billones de dólares en activos de inversión están referenciados o indexados al S&P 500, según S&P Dow Jones Indices, que gestiona el índice. Aun así, una subida del 20% desde un mínimo es, matemáticamente, menos sustancial que una caída del 20% desde un máximo. Otros inversores prefieren una valoración que implique una mirada más amplia al sentimiento de los inversores, el crecimiento económico y la dirección del mercado.

Sin embargo, ha sido un pequeño grupo de valores tecnológicos han sido los responsables del reciente repunte del S&P 500, impulsados por el entusiasmo que ha generado los posibles beneficios de la inteligencia artificial, especialmente para quienes están en el centro del desarrollo y producción del hardware. El fabricante de chips Nvidia se ha posicionado como símbolo principal de este entusiasmo sobre la IA, ya que sus semiconductores se utilizan en esta tecnología. La empresa se ha revalorizado casi un 170% este año, ganancias que han llevado su valoración al selecto club del billón de dólares.

La media de las acciones individuales del S&P 500 ha subido menos de un 3% este año, en comparación con una ganancia de más del 11% para el índice en su conjunto. Alrededor del 90% de la subida del índice se debe a las grandes ganancias de sólo siete de las mayores empresas: Amazon, Apple, Meta, Microsoft, Nvidia, Tesla y Alphabet, la empresa matriz de Google. A su vez, el índice solo incluye las mayores empresas cotizadas en Estados Unidos. Las empresas más pequeñas suelen estar más expuestas a las fluctuaciones de la economía estadounidense, ya que las grandes generan una parte considerable de sus ingresos en el extranjero. Es precisamente el índice Russell 2000 el que sigue a las empresas públicas más pequeñas, y el que recientemente ha registrado ganancias más modestas que su homólogo de las grandes empresas.

Lo que está claro es que, tras casi finalizar el ciclo de subidas de tipos, ha vuelto el optimismo al mercado incluso asistiendo a recesiones técnicas y menores beneficios empresariales esperados. El mercado ya descuenta recortes de tipos, beneficiando especialmente a las tecnológicas en términos de valoración. El sentimiento condiciona la dirección del mercado a corto plazo, pero lo que prevalece siempre son los fundamentales si se adopta la vocación de invertir a largo plazo, que es como consideramos debe abordarse la inversión.