
Primeros pasos del nuevo gobierno japonés
30/11/2025
Japón vuelve a ser el foco de atención de las finanzas internacionales. Recientemente, el gobierno japonés, liderado por la nueva primera ministra Sanae Takaichi, aprobó un nuevo paquete de estímulo mediante el cual se emitirán nuevos bonos del Estado para financiar el presupuesto, mientras la preocupación por las finanzas del estado japonés aumenta.
El plan presupuestario aprobado contempla medidas destinadas a contener la inflación, facilitar el costo de vida de los hogares japoneses, como subsidios energéticos o ayudas familiares, incrementar la inversión en sectores estratégicos como semiconductores y construcción naval, y aumentar el gasto en defensa, llevándolo hasta el 2% del PIB.
Esta reciente emisión continúa aumentando la montaña de deuda del país nipón. Su deuda pública ya supera por mucho los niveles de prudencia: a cierre del año más reciente, la deuda del gobierno se situó en 1.324 billones de yenes, es decir, cerca de 240% del PIB. Tradicionalmente, buena parte de esa deuda ha sido asumida por el banco central, bancos, aseguradoras y fondos domésticos, lo que ha permitido mantener tipos bajos y una demanda relativamente estable. Pero las condiciones parecen haber cambiado.
La emisión reciente de nuevos bonos no ha sentado bien en los mercados. Los rendimientos de los bonos soberanos japoneses, especialmente a largo plazo (20, 30, 40 años) se han disparado, frente al temor de que la oferta creciente supere la demanda. Las recientes emisiones de bonos a dos años han tenido una ratio oferta-demanda muy por debajo del promedio del último año y del mes anterior, mostrando la desconfianza inversora por esta carga de pasivos financieros sobre la economía del país. Esta presión al alza de las rentabilidades ha generado dudas entre los inversores internacionales y domésticos, sobre todo por las posibles implicaciones en el “yen carry trade”, lo que llevaría a perjudicar a los mercados desarrollados occidentales.
El concepto de “carry trade” es relevante en este contexto. Este se basa en financiarse en una moneda que tenga un menor tipo de interés, como ha sido el yen japonés, e invertir en una moneda con tipos de interés más altos como el dólar estadounidense, capturando así el diferencial entre los tipos de interés de ambas monedas. La preocupación inversora proviene del posible cierre de este diferencial, que tensionaría esta típica forma de financiación.
El pasado 5 de agosto de 2024 ocurría una de las mayores caídas diarias de la historia del índice japonés, el Nikkei 225, con una caída de más del 12% en moneda local, y una caída del SP500 del 3% en dólares, explicada en mayor medida por una reversión del carry trade provocada por las expectativas de una política monetaria más restrictiva, que llevo a ventas de activos para cubrir pérdidas. Teniendo en mente momentos como este, los inversores se mantienen alerta por si esta subida de los rendimientos de bonos japoneses pudiera provocar una situación similar.
En el horizonte internacional, estos movimientos tienen implicaciones más allá de Japón. Con el yen apreciándose tras el “Liberation Day” y los rendimientos elevándose, los flujos de capital podrían cambiar de dirección, provocando inestabilidad en los tipos de cambio y en unos mercados financieros que ya se encontraban en terreno peligroso.
Por otro lado, el mercado japonés, pese a esta incertidumbre han conseguido retornos sólidos. Estos retornos vienen dados por el continuo crecimiento de los beneficios de los negocios japoneses, además del cambio en la estructura de gobierno corporativo que se ha ido imponiendo desde 2023. Estas nuevas directrices emitidas por el homólogo de la CNMV en Japón se basan en el aumento del ROE (retornos sobre el patrimonio neto) y no tener liquidez ociosa en los balances (reparto de dividendos, recompra de acciones, etc.).
En definitiva, como siempre decimos, es importante tener una perspectiva macroeconómica de la región geográfica donde invertimos, pero, es más importante, centrarnos en los negocios, su calidad, sus balances y, sobre todo, en el precio que pagamos por ellos.


