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Poniendo coto a la inflación en EE.UU.

CAROLINA CASTELLANO, MARKETING Y COMUNICACIÓN
15/01/2023

Las cifras de inflación de diciembre muestran el sexto mes consecutivo de descenso, en medio del endurecimiento monetario de la FED, desacelerando hasta el 6,5%. Estas cifras significan que, aunque la tasa de inflación oficial de Estados Unidos sigue siendo más del doble del objetivo del banco central, la tasa anual ha caído a su nivel más bajo en más de un año, en una nueva señal de que las presiones sobre los precios alcanzaron su pico hace unos meses.

La Oficina de Estadísticas Laborales de EE. UU. señaló que, en términos mensuales, el coste de la vida disminuyó en realidad un 0,1% de noviembre a diciembre. La principal razón de ese descenso fue la gran caída del precio de la gasolina. Los precios en los surtidores cayeron un 9,4% durante el mes, 3,27 dólares por galón, de media, en todo el país. En junio, el precio medio del galón de gasolina superó los 5 dólares.

La gasolina no es lo único que se está abaratando, ya que los precios de una serie de bienes físicos, como automóviles, ropa y muebles, están bajando desde los máximos históricos alcanzados a principios de la pandemia, cuando las cadenas de suministro paralizadas provocaron estantes vacíos para casi todo. Sin embargo, los costes de la mayoría de los servicios siguen aumentando. Pero, en conjunto, la mejora de los carburantes fue suficiente para arrastrar la tasa de inflación anual general hasta el 6,5% desde el 7,1% de noviembre.

La medida “subyacente”, que elimina los volátiles precios de los alimentos y la energía y se considera el mejor indicador de la trayectoria de la inflación, subió un 0,3% respecto al mes anterior, lo que se traduce en un ritmo anual del 5,7%. Los funcionarios de la Reserva Federal están pendientes de los últimos datos de inflación para decidir cuánto más deben apretar a la economía estadounidense. Tras reducir el mes pasado la subida de tipos a medio punto -tras cuatro incrementos consecutivos de 0,75 puntos porcentuales-, ya que los había aumentado significativamente en un corto periodo de tiempo, el banco central está considerando si puede volver a un ritmo más habitual de un cuarto de punto en su próxima reunión de política monetaria.                   

También está teniendo en cuenta el tiempo que tardan los cambios en la política monetaria en repercutir en la actividad económica. La decisión se produjo tras una serie de datos de inflación mejores de lo esperado que sugerían que la demanda de los consumidores está empezando a menguar de forma más notable. Ello ha ido acompañado de una relajación de los nudos de la cadena de suministro, lo que ha contribuido a bajar los precios de la energía y de artículos de uso cotidiano como coches, electrodomésticos y ropa.           

El consenso de analistas espera que la inflación de la vivienda disminuya drásticamente a finales de este año, reflejando la fuerte caída de los precios de la vivienda y la estabilización de los aumentos de los alquileres que se han producido. Las actividades recreativas y los servicios de cuidado personal fueron algunas de las categorías que registraron subidas. Los precios de los coches usados y las tarifas aéreas bajaron.

La Reserva Federal está prestando mucha atención a la inflación de los servicios, una vez descontados los costes de la energía, los alimentos y la vivienda, que, según los funcionarios, está estrechamente vinculada al mercado laboral y a los aumentos salariales que se han acumulado a medida que los empresarios han tratado de superar una aguda escasez de trabajadores. El crecimiento de los salarios se ha ralentizado desde su máximo, pero sigue habiendo un fuerte aumento del empleo, y la tasa de paro sigue rondando mínimos históricos.

La preocupación radica en que las presiones sobre los precios relacionadas con los servicios serán difíciles de erradicar y requerirán un periodo de menor crecimiento económico, así como un mayor desempleo, todo un reto para la Reserva Federal, institución monetaria referente para la comunidad inversora, dado el peso de la economía estadounidense y sus mercados financieros en el mapa mundial.