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Ojo con la renta fija

MUNESH MELWANI, SOCIO-DIRECTOR GENERAL DE CROSS CAPITAL
30/01/2022

Al ciudadano de a pie, aquel que está acostumbrado a trabajar y ahorrar para tener un dinero a futuro para complementar su jubilación, normalmente suele acudir a su entidad bancaria para que le asesoren sobre cómo rentabilizar sus ahorros. Históricamente, le vienen diciendo que para preservar su patrimonio e ir ahorrando a una tasa superior a la de los depósitos a plazo fijo, lo ideal es un fondo de inversión monetario o incluso uno de renta fija para comenzar a invertir. Pues bien, en este contexto inflacionista y con tipos todavía próximos a cero, ni uno, ni el otro. A esto hay que añadir que los bancos no son precisamente entidades dedicadas al asesoramiento (independiente), sino más bien a la venta de productos, de todo tipo (no solo financieros), e incluso aplicando prácticas, en ocasiones, controvertidas.

Bien es verdad que el perfil de riesgo del ahorrador medio español es más bien conservador, así lo demuestra el que todavía estas alturas, tras más de una década de rally bursátil, eso sí con algunos sustos de por medio, prácticamente el 40% de los ahorros familiares estén en cuentas corrientes e IPFs, perdiendo dinero, sí, así es, porque los tipos de interés reales (restada la inflación) son negativos y por tanto merman el poder adquisitivo del depositante. Máxime ahora, cuando la inflación ha alcanzado niveles no vistos en los últimos 30 años, un 6,7% interanual, no solo en España, pero también en otros países. Con remuneraciones de estos productos que no alcanzan ni siquiera el 1%, la destrucción del ahorro si no se pone a trabajar correctamente el dinero es muy preocupante.

Desde una perspectiva histórica, el año 2022 supone un punto de inflexión pues llevamos varias décadas con tipos a la baja e inflación casi inexistente. Los bancos centrales se han atribuido gran parte del mérito de la caída de la inflación desde la década de los ochenta, pero la verdad es que ésta se ha debido en gran medida a otros factores, tales como la globalización y la revolución tecnológica. Es ahora cuando los bancos centrales se disponen a subir tipos para frenar la inflación, descontando el mercado hasta 3-4 subidas en el caso de la Reserva Federal estadounidense, y es ahora cuando ya hay fecha límite para finalizar con la retirada de estímulos monetarios extraordinarios reintroducidos tras la Gran Crisis Financiera, con la crisis originada por la Covid-19. Es verdad que la inflación está disparada en gran medida por (i) el efecto de base que trae consigo el repunte del crecimiento, con la reapertura económica tras el confinamiento propiciado por la pandemia y la recuperación del consumo privado, (ii) la escasez de algunos recursos naturales y materias primas, y (iii) el cuello de botella en las cadenas de suministro de bienes y servicios, pero también no es menos cierto, que viene para quedarse, aunque tendrá que moderarse a niveles más razonables entorno al 3-4%, dado que de perdurar en los registros actuales, sería muy negativo para cualquier economía.

En este contexto, la renta fija es la clase de activo que más riesgo de mercado tiene aparejado, dado que como saben, la relación matemática entre su precio y los tipos de interés es inversa: tipos al alza, precios a la baja. Esto es importante dado que la mayor parte de los fondos de inversión y planes de pensiones en los que están invertidos los españoles, están invertidos en renta fija, si bien es verdad que hay vehículos, aunque pocos, bien gestionados en los que se maneja de forma activa la duración y la calidad crediticia (el otro factor de riesgo), de forma que se reduce la sensibilidad a la pérdida de valor. La deuda pública de países desarrollados la desaconsejamos totalmente dado que está cara, si bien en los mercados emergentes en divisa local se encuentran oportunidades que ofrecen rentabilidades reales positivas, siempre que uno está dispuesto a convivir con la volatilidad. Otro segmento que podría evolucionar de forma positiva podría ser el de los Bonos ligados a la inflación como los TIPS estadounidenses. En cuanto a la deuda corporativa, dado que nos encontramos en un momento de recuperación económica, se están produciendo revisiones al alza de los ratings (calificaciones crediticias) y estos emisores que pasan de ser “high yield” (grado bono basura o especulativo) a “high grade” (grado inversión), que se denominan “rising stars” ofrecen oportunidades interesantes de rentabilidad, pero requiere saber distinguir entre buenos y malos nombres, así como elegir bien los sectores.

Para ganar dinero con renta fija en este entorno se ha de descansar en un equipo gestor muy experimentado que haya vivido en el pasado etapas inflacionistas y de subidas de tipos, que aplique una gestión activa y que se maneje bien en todos los segmentos de esta clase de activo financiero, que “es de todo, menos fija”. Habitualmente estos gestores no se encuentran en las entidades financieras al uso, sino en boutiques especializadas independientes, generalmente extranjeras. Este año 2022 va a suponer todo un reto, por lo que recuerden: asesórense bien.