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Nuevo capítulo de tensión entre EE.UU. y China

CAROLINA CASTELLANO, MARKETING Y COMUNICACIÓN
07/08/2022

Todas las semanas nos encontramos ante diferentes noticias que alteran en mayor o en menor medida algún aspecto de nuestra vida. Afortunadamente, muchas de estas las observamos como meros espectadores lejanos, esperando que solo sean pasajeras. Como ejemplo de ello, esta semana no ha parado se resonar la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE. UU., Nancy Pelosi, a Taiwán, que ha elevado las tensiones entre su país y China a un nuevo nivel. La cuestión que se plantea ahora para los inversores es qué forma adopta la escalada, y qué consecuencias podría tener en la economía mundial. 

¿Por qué esta visita ha generado una situación de alerta máxima? La preocupación radica en la posibilidad de que Taiwán, la isla autogobernada que China reclama como propia, lleve a estos dos países líderes mundiales a un conflicto militar. Dicho conflicto -obviando lo principal, que son las pérdidas civiles y la destrucción que genera cualquier guerra- rompería el equilibrio estable que ha permitido a Taiwán convertirse en el epicentro de la producción de semiconductores avanzados, y que ayuda a mantener la tracción la economía digital, crucial para las superpotencias del futuro.         

China está cada vez más disgustada por las repetidas garantías de apoyo a un Taiwán democrático por parte de EE. UU, que consideran una provocación, así como de alguien de tan alto rango como Pelosi. Hasta ahora, el viaje se ha saldado con amenazas belicosas por parte de Pekín: ejercicios navales con fuego real y la prohibición de exportaciones a Taiwán, desde arena hasta fruta.

Pocos analistas ven que la situación se convierta en un conflicto militar que finalice con costes catastróficos para ambas partes, aunque el riesgo de un error de cálculo o de un accidente que pudiera desencadenar tal escenario es cada vez mayor. El objetivo de Pekín es, por ahora, una “demostración de fuerza convincente sin provocar una escalada”. Sin embargo, esta cadena de acontecimientos eleva las tensiones y podría significar que los inversores entren en un “círculo vicioso de escalada de amenazas” que sacuda la economía mundial.      

Uno de los peores escenarios es que China intente apoderarse de islas en el Estrecho de Taiwán o en el Mar de China Meridional para afirmar su soberanía e intimidar al gobierno de Taiwán. Si Pekín se apodera de una isla en el Mar de la China Meridional que esté deshabitada y alejada de Taiwán, la reacción del mercado puede ser más moderada. Pero si Pekín se apodera de islas en el Estrecho de Taiwán, dando a entender que está a punto de adoptar otras medidas para presionar a Taiwán, la reacción del mercado podría ser mayor.  Otra posibilidad es que China “ponga en cuarentena” las fronteras de Taiwán, tomando esencialmente el control de sus fronteras aéreas y marítimas, pero sin instituir un bloqueo. Esto permitiría que la actividad transfronteriza continuara, pero la cuestión sería cómo responderían Taiwán y sus aliados. Es decir, si la respuesta es escoltar militarmente, podría suponer un grave riesgo de escalada.      

Un bloqueo supondría otro nivel de escalada, especialmente porque Taiwán depende de las importaciones, sobre todo de energía. Una interrupción de las importaciones de gas natural licuado, por ejemplo, supondría una “caída sustancial” de la capacidad de generación de energía en pocos días, lo que paralizaría la industria taiwanesa. Dado que Taiwan Semiconductor Manufacturing TSM +0,53% (TSM) fabrica aproximadamente el 90% de los chips avanzados del mundo en Taiwán, supondría ondas globales de las cadenas de suministros del mundo.       

Ya sea que un bloqueo obligue a Taiwán a someterse, a buscar ayuda de Occidente o a allanar el camino para una invasión, cualquiera de los escenarios puede romper los lazos económicos y financieros entre China y Occidente. Si Taiwán cede, antes de que Pekín cause daños significativos o antes de que los aliados intervengan, se reconfiguraría el orden mundial, obligando a los países a elegir un bando y dando a China una base para ejercer su poder en la región. Occidente tendría que aceptar la toma y encontrar una manera de convivir con el nuevo orden mundial o recurrir a las sanciones, tal y como se ha hecho contra Rusia en Ucrania. Sin embargo, resultaría más difícil construir una coalición contra China que contra Rusia. China suministra el 15% de las exportaciones mundiales de bienes, seis veces más que Rusia. Al igual que la energía rusa ha sido excluida de las sanciones para mitigar el golpe, las sanciones en esta toma no violenta de Taiwán podrían ser limitadas.            

Por último, China es el mayor socio comercial de Taiwán, por lo que podría aprovechar esta ventaja sancionando a los exportadores, boicoteando algunos productos taiwaneses o restringiendo el comercio bilateral. Sin embargo, debe andarse con cuidado, ya que necesita a Taiwán para los semiconductores. Estaremos vigilantes.