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Los inversores afrontan la recta final de 2021

MUNESH MELWANI, SOCIO DIRECTOR CROSS CAPITAL
03/10/2021

Si de alguna forma tuviéramos que resumir de forma sintética lo acontecido hasta la fecha en 2021, no cabe duda de que durante gran parte del año ha seguido siendo protagonista la Covid-19 con sus distintas olas de contagios de la variante delta, ahora frenados por la inmunidad grupal que nos ha proporcionado la vacunación masiva. No obstante, hay muchas más variables y sucesos que han condicionado la evolución de los mercados financieros en estos tres últimos trimestres.

La recuperación económica es un hecho a nivel global, como de costumbre, liderada por EE.UU., que ha regresado a los niveles de PIB previos a la crisis, uniéndose a China, que, por cierto, fue la que menos sufrió en 2020. En Europa esperamos alcanzar este hito hacia finales de año. Esta bonanza también ha tenido su traslado a los beneficios empresariales, que son superiores a los niveles pre-Covid19 en un 13% en Norteamérica, un 15% en Emergentes y un 5,5% en Europa. En España, nos vamos recuperando, aunque a un ritmo inferior al esperado, dado que se depende en gran medida del turismo y la utilización de los fondos europeos.

Por su parte, ha resurgido el fantasma de la inflación, alcanzando un 4% por ejemplo en nuestro país, el dato más elevado de los últimos 13 años. La inflación según apuntan los bancos centrales repunta de forma coyuntural por encima de lo deseado como efecto rebote de la salida de la crisis y la propensión al consumo, si bien estiman que puede perdurar unos meses, prevén que regresará a niveles más controlables. Nosotros no lo vemos realmente así, en la medida en que hay variables como los costes salariales (no en todas las zonas) y los precios de la energía que han repuntado al alza con cierta fortaleza.

No obstante lo anterior, la Fed ya ha anunciado que comenzará la retirada gradual de estímulos (tapering) a partir de noviembre, finalizando a mediados de 2022, año en que prevén podrán comenzar la subida de tipos como pronto a finales del mismo. Por parte del BCE, rebaja el ritmo de compras de deuda a los 65.000 millones/mes y su presidenta adopta un tono muy acomodaticio en sus mensajes, recalcando que queda mucho por hacer para la normalización y que la inflación de momento no le preocupa. La única autoridad monetaria que ha elevado ya sus tipos oficiales ha sido el Banco de Noruega desde el 0% al 0,25% y parece que el Banco de Inglaterra le seguirá la estela en lo que resta de año ante el repunte de la inflación.                         

Como consecuencia directa del parón económico ocasionado por la pandemia, se ha trastocado la cadena de suministro global, alterando los niveles óptimos de stock de muchos productos, tanto de primera necesidad como algunos de lujo. El caso más popular ha sido el de los microchips, que ha dinamitado la producción de productos electrónicos con consecuencia directa por ejemplo sobre la fabricación de automóviles, retrasando unos cuantos meses la entrega de estos bienes al consumidor final. Pero igual de importante es la escasez de algunas materias primas, como el crudo y el gas natural, por desvirtuarse las previsiones tanto de productores como de países importadores, como puede ser el Reino Unido, al que además se le añade el problema de Brexit. Y es que, si bien el foco energético está puesto en la sostenibilidad y las energías limpias, el mundo necesita seguir consumiendo combustibles fósiles por un buen tiempo.

La gran protagonista sin duda ha sido China, por un lado, con un gobierno defendiendo la “prosperidad común”, penalizando de forma relevante las empresas ligadas a internet, consumo online, tecnología, juego, educación y comunicaciones, muchas de las cuáles cotizan en EE.UU., y por si esto fuera poco, la quiebra inminente de Evergrande, la segunda mayor promotora inmobiliaria china con un pasivo monstruoso que supone el 2% del PIB y un 0,1% de los préstamos totales del sistema bancario chino. El gobierno chino posiblemente deje caer a Evergrande pero evitará una quiebra desorganizada, invitando a “inversores estratégicos” a tomar el control de la empresa, erradicando así un efecto dominó sobre el sector. No pensamos que sea el nuevo Lehman asiático con efectos globales.

Lo más reciente ha sido la retirada de la canciller Angela Merkel tras 16 años en el poder, dejando el país en manos de un gobierno de coalición (SPD, CDU y verdes), liderado por el socialdemócrata Scholz. Por su parte, Biden firmó la norma para prorrogar la suspensión del techo de deuda hasta el 3 de diciembre, tras su aprobación en el Senado, ganando nueve semanas más para llegar a un acuerdo con los republicanos y conseguir una prorroga a más largo plazo.

Los mercados han ido evolucionado de forma positiva ante todos estos acontecimientos, de hecho, llevamos 7 meses de subidas en 2021, empañadas por este último mes de Septiembre en el que además ha repuntado la volatilidad, que pensamos marcará la tónica de la recta final del año.

Teniendo en consideración el contexto descrito, el telón de fondo sigue siendo benévolo para la inversión, si bien no para cualquier clase de activos. La renta variable, de forma selectiva, sigue siendo nuestra favorita y siempre con vocación de largo plazo. Recuerden, asesórense bien.