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Lidiando con los precios energéticos

CAROLINA CASTELLANO, MARKETING Y COMUNICACIÓN
13/03/2022

Sin haber finalizado aún la crisis sanitaria por la Covid-19, que ya se ha llevado consigo la vida de más de seis millones de personas en el mundo, nos encontramos en medio de un conflicto bélico que lleva urdiéndose desde hace ocho años. Actualmente, vivimos en un mundo interconectado en el que se entrelazan todos los planos: políticos, sociales, ideológicos y económicos. Aunque nuestros jefes políticos sigan intentando subsanar la situación bélica por la vía diplomática, de momento fallida, se ha generado una relación hostil que cambia toda la coyuntura internacional, teniendo que desarrollar, a contrarreloj, una guía de autosuficiencia para que la Unión Europea pueda sobrevivir sin las importaciones de materias primas procedentes de Rusia.

Rusia suministra el 43% del gas natural del mercado mundial, del cual, un 74% es vendido a las principales potencias europeas, lo que en 2021 supuso para España el 9%. En cuanto al petróleo, exporta alrededor de 4,5 millones de barriles al día (en el mercado global se exportan 100 millones de barriles al día), convirtiéndolo en el octavo país que más suministra a España, alrededor del 4,3% del total.                          

Ante esta situación, Europa se ha visto obligada de la noche a la mañana a acelerar la creación de recursos de abastecimientos propios, que ayuden a mantener el desarrollo tecnológico e industrial de sectores energéticos y digitales. Mientras tanto, el precio del petróleo y el gas se sigue disparando a máximos históricos, llegando a cifras que no se veían desde 2008, como el precio del barril de petróleo Brent que finalizó el pasado martes a 128$ en los mercados.         

¿De qué alternativas dispone el Gobierno para que los ciudadanos puedan afrontar esta situación económica? Por un lado, el Estado puede rebajar o eliminar temporalmente los impuestos asociados a los combustibles líquidos, el IVA y el IEH (Impuesto especial de los Hidrocarburos). Según los últimos datos de un informe de la Comisión Europea, los impuestos en España sobre el precio final de la gasolina representan un 47% (en 2018 representaban el 57%), lo que quiere decir que de cada litro pagado a 1,59€, se recaudan 75 céntimos. Aun así, esto supone un 5% menos de impuestos por la gasolina que la media de la UE.       

Otra alternativa, es el incremento de la producción de bombeo de crudo por parte de otro país con capacidad perteneciente a la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) que no sea Rusia, como Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Arabia Saudí. De esta manera, se podría mitigar la incertidumbre sobre el suministro de petróleo a la UE, causadas por las sanciones a Rusia desde su invasión a Ucrania. Asimismo, como ya se ha hecho, disponer de las reservas energéticas de la Asociación Internacional de la Energía (AIE) de la que España es miembro junto con otros 29 países, podría mitigar nuevas alzas en su precio para los consumidores.

Por último, acelerar la descarbonización del sector transporte y energético, a través del consumo de recursos sostenibles, como los combustibles sintéticos, entre ellos los e-fuels. Estos ya son compatibles con el modelo de repostaje actual, y están producidos con hidrógeno renovable y la retirada de dióxido de carbono de la atmósfera, por lo que se podría fabricar tanto como se necesitase. Actualmente, marcado por ley desde comienzo de este año, cada vez que repostamos, el 10% del depósito debe ser biocombustible, material de origen biológico como los aceites vegetales usados, los residuos agrícolas o materias primas obtenidas en determinados cultivos. Esto quiere decir que la transformación hacia energías renovables ya ha comenzado, aunque a un ritmo menor que el que se requiere. Según la Directiva Europea de Energías Renovables, la cuota de renovables en el consumo energético debe ser del 40% en la UE para el 2030, algo que ahora mismo, dada la urgencia, se contempla bastante lejano.            

Desde Cross Capital, consideramos que estamos ante un superciclo de las materias primas en general, en el que la demanda supera claramente a la oferta, no solo en productos energéticos, sino también alimenticios y otros materiales. Nos encontramos ante un panorama complejo, en el que la inflación conviene mitigarla vía subida progresiva, pero cuidadosa, de tipos y retirada de estímulos monetarios por parte de los Bancos Centrales. Todo ello, sumado al conflicto bélico más sonado desde la II Guerra Mundial, requiere una gestión de carteras verdaderamente activa que sin duda saldrá beneficiada vs la inversión pasiva que replica índices.