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La Reserva Federal marca el paso

CAROLINA CASTELLANO, MARKETING Y COMUNICACIÓN
03/09/2023

Hasta ahora, 2023 ha confundido a los economistas, “humillando” a los pronosticadores y recompensado a los inversores. A pesar de la rápida subida de los tipos de interés, la economía estadounidense sigue creciendo. La inflación ha caído -aunque no hasta los niveles deseados- y las bolsas han entrado en un mercado alcista, con el S&P 500 ganando más de un 15% en lo que va de año y el Nasdaq Composite subiendo más de un 30% en el caso americano.

A finales de 2022 ni la resistencia de la economía ni la fortaleza del mercado parecían probables tras un año en el que la Reserva Federal (FED) subió los tipos de interés más de cuatro puntos porcentuales para combatir la creciente inflación, y el S&P 500 cayó un 19%. Sin embargo, el cielo ha estado soleado este año tanto en Wall Street como en Main Street, y la previsión para el otoño es más de lo mismo, aunque con un poco más de bruma.

Los principales analistas de Wall Street están divididos sobre las perspectivas a corto plazo para la evolución de las acciones, que están condicionadas en gran medida por las perspectivas de la economía y de la política monetaria de la Reserva Federal. El caso más alcista para los mercados financieros es en el que se den condiciones “perfectas”, que incluyen un retroceso ordenado de la inflación y una economía estable que mantenga el gasto de los consumidores y permita el crecimiento de los beneficios empresariales. Para los optimistas, una recesión este año ya no está en las cartas, y es que, según los datos, la economía está aguantando mejor de lo previsto puesto que el consumidor está siendo más fuerte de lo esperado dada la fortaleza del mercado laboral. Si la inflación sigue ralentizándose, como ocurrió el año pasado, significaría que el trabajo de la Reserva Federal está casi hecho. El probable fin de la subida de los tipos de interés sería una buena noticia para las bolsas, allanando el camino para que el estrecho repunte de este año, centrado en la tecnología, se amplíe a otros sectores. También permitiría que los precios de los bonos se apreciaran un poco -los precios de los bonos se mueven inversamente a las rentabilidades definidas por los tipos de interés-.

Con una desinflación continuada, el próximo movimiento de la Fed con respecto a los tipos de interés, debería ser tirando a la baja, más bien para el próximo año. Los argumentos bajistas también se basan en una muy buena economía. No obstante, los últimos datos sugieren que el crecimiento económico se está acelerando, lo que implica una inflación más sólida de lo que muchos esperaban. En consecuencia, la Reserva Federal podría tener que endurecer aún más la política monetaria para restablecer la estabilidad de precios, en lugar de relajarla el próximo año, afirman los pesimistas.

Otra preocupación es que el banco central se exceda en su intento de vencer a la inflación, subiendo los tipos de interés hasta un nivel que empuje a la economía a una recesión. En ese caso, los rendimientos de los bonos aumentarían, el crecimiento de los beneficios disminuiría y las valoraciones de las acciones caerían. Un endurecimiento excesivo es la mayor preocupación en estos momentos. Peor aún sería que tanto la política fiscal como la monetaria se vieran obstaculizadas de forma que prolongaran una posible recesión. Incluso si quisiera, la FED no podría recortar los tipos de forma muy agresiva como lo ha hecho en el pasado, según la opinión del consenso de analistas de los principales bancos de inversión ante una inflación que persiste.

La economía y los mercados también podrían trazar un camino intermedio a medida que 2023 se adentra en el 2024, en el que la economía se estanque, pero no se desplome; la inflación disminuya, pero se mantenga por encima del objetivo del 2% de la FED; y los mercados coticen lateralmente durante un tiempo, como lo han hecho durante gran parte del verano.

Como ha ocurrido en los últimos años, las medidas de la FED -o la falta de ellas- influirán mucho en el comportamiento de los inversores. El presidente de la FED, Jerome Powell, se resiste a repetir los errores de política monetaria de la década de 1970, cuando los funcionarios de la FED abandonaron su lucha contra la inflación demasiado rápido, permitiendo así que el crecimiento de los precios se desacelerara. Esto hizo necesario otro ciclo de endurecimiento aún más agresivo, que llevó el tipo de los fondos federales hasta el 20% en 1980.

El nivel actual de los tipos de la FED, entre el 5,25% y el 5,50%, está muy por debajo de ese máximo histórico, pero está muy por encima de los tipos próximos a cero que prevalecieron durante una década tras la Gran Crisis Financiera. Lo más probable es que los tipos se mantengan “más altos durante más tiempo”, ya que la FED aún mantiene la vigilancia.

Desde Cross Capital seguimos de cerca la evolución de las distintas políticas monetarias, si bien nuestro enfoque es de largo plazo y no atendemos al cortoplacismo inversor.