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Isabel II: 70 años de reinado y transformación económica

CAROLINA CASTELLANO, MARKETING Y COMUNICACIÓN
12/09/2022

La economía global hace 70 años era completamente diferente a la actual. Ahora bien, si hablamos concretamente de la del Reino Unido, es apenas reconocible, ya que ha pasado de ser una potencia industrial a uno de los principales centros financieros del mundo.

En 1952, productos tan básicos como la mantequilla o la carne se racionaban, puesto que los estragos de la II Guerra Mundial seguían haciendo mella en una economía que, si la comparamos con la que tienen actualmente los británicos, era muchísimo más débil, pasando de un PIB de 15.000 millones de libras a más de dos billones en 2022. En cuanto a actividades sociales, en los pubs británicos solo se podía hacer uso del efectivo como moneda de cambio -que en aquel entonces eran chelines- y con solo 6 peniques podías disfrutar de una deliciosa pinta de cerveza. Actualmente, el efectivo es mucho menos común en los pubs debido a los avances tecnológicos en materia bancaria, y la pinta ha dejado de ser la protagonista para dar paso al vino y la ginebra (una de las favoritas de la reina), que han ido adquiriendo más popularidad entre la población. Con respecto a la vida personal y según el Instituto de Estudios Fiscales, la cohorte nacida en los años 50 se considera la generación rica, ya que tuvo unos ingresos un 6% superior a la media de sus conciudadanos. Por otro lado, las casas antes se podían comprar con un solo ingreso, el del salario procedente del trabajo, mientras muchas familias ahora necesitan dos fuentes de ingresos para acceder a la vivienda.            

En este sentido, la transformación de Gran Bretaña es más evidente en el mercado de la vivienda. Según Nationwide Building Society, el precio medio de la vivienda ha pasado de menos de 2.000 libras -el equivalente a unas 60.000 libras actuales- a un récord de 270.000 libras. Esto significa que la vivienda ha superado con creces la inflación y el crecimiento de los ingresos familiares, y en algunos años ha generado más riqueza para los propietarios que la proveniente de los rendimientos del trabajo. Además, la propiedad de la vivienda se disparó en la segunda mitad del siglo pasado bajo el mandato de Margaret Thatcher, que promovió su visión de una “democracia inmobiliaria” a través de la privatización de la vivienda pública en alquiler y el control de los tipos de interés, para que fuese sencillo adquirir una hipoteca y alentar así a los inquilinos de estas viviendas públicas a convertirse en propietarios durante la década de 1980. Sin embargo, debido al fuerte aumento de los precios de la vivienda, la tendencia se ha invertido en las últimas dos décadas, ya que han puesto a prueba las finanzas de las personas que buscan comprar su propiedad. El auge de los precios de la vivienda en la última década se ha visto cebado por unos tipos de interés en mínimos históricos como consecuencia de la Gran Crisis Financiera iniciada en 2008. El tipo de interés de referencia del Banco de Inglaterra nunca estuvo por debajo del 2% desde su fundación en 1694, hasta 2009.

Si buscamos similitudes entre la economía de la época de su coronación frente a la actual, hay un tema que no ha dejado de ser protagonista este último año: la inflación. Su hijo Carlos III sube al trono británico con una inflación que ya supera el 10%, mientras que, por aquel entonces, cuando una joven Isabel II se convertía en reina, era del 11,2%. Si bien estos datos inflacionarios vienen dados por circunstancias completamente diferentes: Isabel II heredaba una economía que aún sufría por los efectos de la II Guerra Mundial y la revolución industrial, y en este momento Carlos III hereda una economía que viene de varios auges y retrocesos. Aunque en su conjunto el Reino Unido actualmente es más solvente y rico que aquel entonces, las crisis del petróleo, las crisis monetarias y financieras, junto con la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (Brexit) y la pandemia del coronavirus, han interrumpido los periodos de crecimiento robusto.                  

Y es que el Reino Unido ya no tiene la fuerza comercial e industrial de antaño. Actualmente la cuota de las exportaciones mundiales de mercancías es de poco más del 2%, frente al casi 9% que representaba en 1960. A medida que las manufacturas veían más rentable trasladarse a economías de menor coste, como China, se fue produciendo este descenso. Además, al Brexit le siguió otro periodo de debilidad, ya que las exportaciones se recuperaron de la pandemia con menos fuerza que en los países vecinos.      

Por todo lo anteriormente expuesto, parece que al Banco de Inglaterra no le quedó más alternativa que responder llevando los tipos de interés casi a cero y comprando bonos para inyectar liquidez a su economía, al igual que el resto de los bancos centrales. Ahora que la inflación ha alcanzado el máximo de los últimos 40 años, parece que viene una etapa económica poco benevolente.    

A lo largo de estos 70 años de reinado de Isabel II, la inflación ha alcanzado una media de poco menos del 5%, lo que hace que los precios sean casi 24 veces más altos en total en todo el periodo. La inflación que se vive hoy en día es de escala global, pero los expertos auguran que el Reino Unido será de los países que peor la sufrirán. Con una inflación disparada y su divisa cada vez más debilitada, lleva a pensar que Carlos III va a tener un comienzo de reinado un tanto complejo, máxime con una primera ministra recién aterrizada.