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Invertir en un entorno inflacionista

MUNESH MELWANI, SOCIO-DIRECTOR GENERAL DE CROSS CAPITAL
16/10/2022

Está claro que este contexto económico-financiero no está para celebraciones. Ya en 2021 sabíamos que la inflación venía y con fuerza, con la reapertura comercial del mundo tras una crisis provocada por la pandemia y además con problemas en las cadenas de suministro por el shock en la oferta. Sabíamos que la inacción de muchos gobiernos durante una década en términos de falta de inversión en materia energética en busca de la autosuficiencia podría traernos algún día problemas de abastecimiento, máxime cuando los proveedores a nivel mundial se cuentan con las dos manos y en muchos casos son países con regímenes controvertidos. El resultado es una inflación elevada y persistente y un crecimiento económico dañado, y que probablemente puede llevarnos a otra recesión. Empezaría en EE.UU., pero sería global, con una mayor afectación en Europa, dada su dependencia energética del exterior.

Los bancos centrales, tras un festival de inyección de dinero en los respectivos sistemas financieros durante más de 12 años, desde el 2008 en que comenzó la Gran Crisis Financiera, han engordado sus balances, hasta casi empacharse, de forma que ahora tienen que no solo pisar el acelerador con las subidas de tipos para controlar la inflación, sino además, disminuir el dinero en circulación dejando de comprar, tanto deuda pública, como la emitida por las empresas, de forma que el funcionamiento del sistema se vaya autorregulando progresivamente. Es lo que se ha venido a denominar normalización monetaria. Y es que no era normal un entorno tan prolongado de tipos cero o negativos, y tampoco el exceso de liquidez en la economía, que ha alimentado algunas burbujas en los activos financieros y reales, y en especial, la de la renta fija, con algunos episodios también en la renta variable (Spacs, Meme stocks, etc.), pero también en el inmobiliario.

Los mercados financieros han reaccionado negativamente desde finales del año pasado con las primeras subidas de tipos y han venido corrigiendo de forma notable en 2022, conforme se iban publicando los peores datos de inflación de los últimos 40 años y las subidas de tipos más pronunciadas de la historia reciente. Y es que no es para menos su efecto: la peor corrección de la renta fija también de los últimos 40 años (-20% en promedio) y una de las mayores caídas de la bolsa de las últimas décadas (-25% en promedio). Estas cotizaciones han permitido un ajuste notable de valoraciones, con compresión de múltiplos en renta variable y repunte de rentabilidades y spreads de crédito en renta fija, devolviéndolos a niveles más razonables y en línea con sus medias históricas.

A todo este panorama se le une la guerra en Ucrania que tiene efectos globales, y la inestabilidad política en el Reino Unido con medidas desacertadas que introducen mucha volatilidad en los mercados y que ha obligado al Banco de Inglaterra intervenir comprando su deuda. Ahora es cuando debemos preguntarnos, ¿es este entorno propicio para la inversión?

Como siempre decimos, la historia nos demuestra que de todas las crisis se sale y hay un momento en el que los mercados tocan fondo y luego recuperan. De hecho, suelen anticiparse como indicador económico adelantado a lo que se espera ocurra en la economía real. La realidad es que la recesión comienza a dibujarse ahora y los tipos oficiales seguirán subiendo para aplacar la inflación, que sin duda es el mayor enemigo de cualquier economía. En este sentido, algunas empresas se verán resentidas en términos de ventas, márgenes de negocio y resultados, con su efecto en sus valoraciones bursátiles y diferenciales de crédito. Seguramente, se producirán algunos impagos de aquellas muy endeudadas, etc. Esto es, la cosa puede ir un poco a peor en el corto plazo.

Una caída adicional del 10% en las bolsas, que puede parecer plausible, nos situarían en niveles prepandémicos, registrando valoraciones atractivas según qué compañía y sector. Lo mismo ocurre en la renta fija, siendo selectivo se puede generar rentabilidades muy atractivas con riesgos muy asumibles. Abogamos por la calidad de los negocios, por compañías resilientes, con fuertes ventajas competitivas y equipos directivos muy capacitados.

Lo importante, ser prudentes y ser pacientes. Hacer los deberes y ser selectivos. Recuerden, asesórense bien.