Contáctenos: +34 922 098 062

GameStop, los cortos y la inversión inteligente

MUNESH MELWANI, ASESORAMIENTO Y GESTIÓN PATRIMONIAL
Febrero 2021

Cuando uno lleva más de dos décadas operando en los mercados de capitales internacionales, puede llegar a pensar que lo ha visto casi todo, pero no es así, éstos no dejan de sorprender. A finales de enero, un grupo de usuarios de la plataforma social online Reddit, más concretamente, el foro WallstreetBets, atacaban de forma hostil algunas compañías cotizadas en contra de las estrategias bajista de ciertos poderosos hedge funds. El líder y animador de esta pequeña comunidad era Keith Gill, educador financiero e inversor aficionado quien les motivaba para “atacar” comprando GameStop entre otras compañías (AMC y Blackberry por ejemplo), que es una red de 5.000 tiendas de videojuegos en EE.UU., cuyo valor en bolsa no había dejado de caer desde 2019, efecto agravado por la irrupción de la pandemia. El resultado es de todos conocido: de forma inédita, estos inversores minoristas de forma masiva conseguían disparar las acciones de la compañía más de un 800% en una semana, para después caer desde máximos un 85%, volviendo casi a los niveles previos al evento.

Otra contraparte envuelta en este asalto populista a los mercados ha sido el bróker online Robinhood que está disponible como App. En inglés, Robin Hood significa “Caperuza de petirrojo” pero también “Robin el truhan”. La traducción “Robin de los Bosques” es un error que seguramente proviene de la confusión entre hood (“capucha” o “truhan”) y su parónimo wood (“madera”). Robin Hood es un arquetipo de héroe y forajido del folclore inglés medieval. Inspirado por Ghino di Tacco (ladrón histórico italiano cuya fama lo llevó a ser mencionado en la Divina Comedia y el Decamerón), su personaje es un hombre llamado Robin Longstride o Robin de Locksley (o Loxley), quien sería de gran corazón y viviría fuera de la ley, escondido en los bosques de Sherwood y Barnsdale, cerca de la ciudad de Nottingham. El mejor arquero, defensor de los pobres y oprimidos, según la leyenda luchaba contra el sheriff de Nottingham y el príncipe Juan sin Tierra, que utilizaban la fuerza pública para acaparar ilegítimamente las riquezas de los nobles que se les oponían, es decir, el Estado como ente opresor. En la Inglaterra medieval, todo individuo que se oponía a los edictos reales era considerado forajido. Basándose en este personaje medieval, nació Robinhood, que habilitaba la compraventa de acciones en 2013 con una peculiaridad: ofrecer un servicio de ‘trading’ a sus clientes sin ningún tipo de comisión. Sus creadores tenían una idea clara de lo que querían hacer: brindar el acceso a los mercados financieros al mayor número de usuarios estadounidenses, quienes pueden comprar posiciones en acciones, fondos de inversión, ETFs, futuros y criptomonedas.

Para saber lo que ocurrió hay que entender qué es la “venta en corto“: se trata de tomar prestado del bróker una acción por un interés relativamente bajo para venderla, con la intención de volver a comprarla una vez su precio haya caído. GameStop, era la acción sobre la que pesaban más ventas en corto por los Hedge funds, una estrategia entre las múltiples que utilizan, provocando la venta masiva de ciertos valores, de forma que pueden entrar en la denominada espiral de la muerte (spiral death). No obstante, en ocasiones sirven de forma positiva para contrarrestar el excesivo optimismo inversor, que choca con los fundamentales de la empresa. En este caso se produjo un short squeeze, una práctica que consiste en aprovechar la venta excesiva de los bajistas, cuando éstos venden más valores de los que hay disponibles, imponiendo los propietarios de los valores precios muy altos cuando los bajistas deben devolver los títulos. Los Hedge Funds tuvieron que cubrir pérdidas y márgenes comprando asimismo acciones, alimentando aún más la especulación y la volatilidad. Claramente, finalmente los perjudicados iban a ser los inversores minoristas aficionados, muchos de los cuáles ha perdido en este episodio todos los ahorros de sus vidas. Los demás tampoco salieron bien parados: Robinhood necesitó una inyección de 1.000 MM. $ para reforzar su solvencia por los coeficientes regulatorios exigidos por la SEC, aparte de adelantar otros miles de millones de cash para reponer colateral ante las cámaras de compensación, y el fondo de Melvin Capital tuvo que ser rescatado por otras firmas gestoras como Citadel y Cohen.

Este suceso abre el debate de si vale la pena o no invertir “en corto” o ser “bajista”. Háganse la siguiente pregunta: ¿por qué realizar una apuesta en la que el mejor resultado es ganar un 100% y en donde la pérdida es ilimitada? No tiene mucho sentido. El precio más bajo que puede alcanzar una compañía es cero, pero hay un potencial de subida ilimitado. Una posición bajista (vendedora de una acción) sin apalancamiento tiene una retribución máxima de 2 a 1, esto es, puedes doblar tu dinero si la compañía finalmente vale cero. Por el contrario, la pérdida no tiene techo y es infinita. Como no hay límite en cuánto puede subir el precio de una acción, cualquiera que se ponga “en corto” puede sufrir experiencias muy desagradables. Muchas veces tenemos la percepción y la convicción de que una compañía cotiza muy por encima de su valor intrínseco y no es justificable; no obstante, pienso que no vale la pena ponerse corto de la misma, entre otras cosas porque su equipo directivo está incentivado para llevar el valor de la compañía al nivel de su cotización (creando valor para el accionista), pudiendo hacerlo precisamente generando beneficios, comprando activos reales o buscando un comprador para la compañía. Una vez se adopta una posición corta sobre una compañía, nunca sabemos cuándo caerá su cotización y mientras se es responsable de los dividendos que va pagando

En una cartera global, puede parecer razonable estar corto de algún segmento de mercado, esto es, por ejemplo, vendido de futuros de algún índice bursátil para reducir la exposición a la renta variable como cobertura de riesgo de forma puntual y durante un período, pero no le encontramos sentido estar vendido de una compañía concreta. De hecho, idealmente, un inversor inteligente trata de componer una cartera de compañías que puedan sobrevivir ante cualquier tormenta, que se acomode a cualquier clima y fase del ciclo económico, compañías con una fuerte posición de mercado, elevadas barreras de entrada, buen gobierno corporativo, excelente equipo directivo, una buena gestión de la deuda y que genere beneficios (a una tasa superior al 3% anual) y caja de forma sostenible en el tiempo: son las conocidas como Compounders.

No quiero decir con ello que una cartera ha de estar compuesta solo por Compounders, sino que aportan estabilidad y tienden a generar valor. Por citar a modo de clasificación de empresas según la evolución previsible del negocio, que enriquecen una cartera diversificada y global: estarían las Growth o de elevado potencial de crecimiento, en las que el primero o segundo mejor posicionado es el que se lleva la mayor parte del mercado (ejm: Netflix); las estables o anticíclicas, similares a las Compounders pero con una tasa de crecimiento algo inferior (ejm: Nestle); las Cíclicas de Calidad, cuyo negocio y beneficios fluctúan a lo largo del ciclo económico pero no requieren de adquisiciones y de una elevada inversión en capex para crecer (ejm: Michelin, Nike); las Deep Cyclicals, como las anteriores, pero sí requieren de adquisiciones y nuevas inversiones (ejm: Gestamp); y las Special Situations, cuyo modelo de negocio puede sufrir un shock externo que afecte al beneficio de forma puntual o duradera (ejm: IAG con el Covid19).

En definitiva, el enfoque de inversión correcto, a nuestro entender, debe contemplar entender y saber valorar los negocios, para poder valorar la acción. Toda inversión busca obtener más de lo que se aporta al inicio. En este sentido, no cabe enfrentar corrientes o enfoques de pensamiento inversor o estilos growth vs value vs momentum, para determinar si uno es más acertado que otro, sino de combinar y elegir buenos negocios que generen valor a largo plazo: esta es la inversión verdaderamente inteligente.