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ESTRUCTURA HOTELERA

JOHANNA PRIETO,  FINANZAS CORPORATIVAS

18/02/2019

La presentación hace unos días del estudio ‘Estructura del sector hotelero en Tenerife’, elaborado por la Cátedra de Turismo Caja Canarias-Ashotel-ULL, con el respaldo de Ashotel y CaixaBank, nos da pie a plantearnos una serie de reflexiones sobre si la estructura actual del sector, en cuanto a propiedad se refiere, responde, además de a los niveles de competitividad y exigencia requerido, del perfil vacacional, el crecimiento experimentado y la segmentación en micro destinos, a elementos y factores de índole más financieros.

Es evidente que la configuración actual en cuanto a propiedad y gestión de los establecimientos alojativos de la isla es el resultado del modelo turístico de hace años que ha venido marcado por las prioridades turísticas y el desarrollo turístico experimentado. Sin embargo, entrando al detalle de los principales datos del estudio, son varios los resultados que nos parecen llamativos y que nos pueden llegar hacer pensar que la financiación y/o capacidad financiera de los propietarios, además del resto de parámetros citados en el Estudio, han contribuido a la foto actual.

Resulta llamativo que si bien en términos de número de alojamientos, el peso relativo de las cadenas se asemeja al de los establecimientos independientes, en lo que respecta al número de habitaciones, el peso de los establecimientos independientes no supone ni una quinta parte del total de establecimientos de la isla. Es decir, como primera conclusión, las cadenas son las que poseen los establecimientos, en media, más grandes en lo que respecta al número de habitaciones. Resulta igualmente curioso que el peso de las cadenas canarias supongan más de la mitad del peso de las cadenas nacionales, poniendo de manifiesto que no es una cuestión de menor nivel de competitividad, calidad y optimización en la gestión de las empresas canarias respecto a cadenas hoteleras nacionales. Si no es entonces una cuestión de competitividad y gestión lo que justifica la existencia de un mayor número de cadenas en la Isla, ¿qué puede explicar que nos encontremos con una realidad donde las estructuras independientes son las más pequeñas y de menor capacidad?. La capacidad financiera y las dificultades de acceso a la financiación de los establecimientos independientes vs las cadenas es uno de los principales factores. La obtención de fondos para llevar a cabo nuevos proyectos alojativos resulta claramente más factible cuando se cuenta con el respaldo de una trayectoria previa y patrimonio empresarial que avale el crédito requerido. De ahí que estemos hablando de un sector con “barreras de entradas” muy grandes para inversores independientes, donde el crecimiento del mismo acaba principalmente en los agentes ya existentes, limitándose los establecimientos independientes actuales a individuos y familias con una marcada trayectoria hotelera.

Si bien se trata de una realidad justificada, hay que resaltar que existen fórmulas de financiación y alternativas de inversión intermedias que facilitan la entrada de nuevos partners independientes en el sector, que posibilitaría el crecimiento de los establecimientos independientes. El acceso a partners de gestión hotelera transitorios, el capital riesgo, los fondos de deuda y la búsqueda de inversores financieros son alguna de estas fórmulas.