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2021: el año del buey de oro

MUNESH MELWANI,  SOCIO-DIRECTOR GENERAL
12/12/2020

Según el horóscopo chino, el 12 de febrero de 2021 dará comienzo el año del “buey de oro”, que se extenderá hasta el 31 de enero de 2022. El buey representa la prosperidad obtenida a través del esfuerzo, el trabajo y la tenacidad. Creo que el año del buey para China esta vez ha comenzado antes, pues es el único país miembro de la OCDE (son 37) que va a registrar un crecimiento económico positivo en 2020 (+1,8% interanual en términos de PIB real, esto es, descontada la inflación), un año en el que la crisis económica derivada de la Covid-19 ha hundido la economía mundial de forma alarmante, registrando la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, esperando cerrar el año con un retroceso del -4,2%.

Curiosamente, el país en el que se registró el epicentro de la pandemia es el primero que ha recuperado su actividad comercial y ha sabido controlar los contagios (al igual que otras economías asiáticas) tras la dramática primera ola, en contraste con el resto del mundo, fuertemente golpeado con segundas y terceras olas, matando alrededor de 1,6 millones de personas. No obstante, con las vacunas anunciadas y aprobadas, ahora hay esperanza para un futuro mejor, encaminándonos a una progresiva normalización de nuestras vidas. De hecho, la OCDE prevé que el crecimiento se recuperará un +4,2% en 2021 y otro +3,7% en 2022, si bien la recuperación será desigual entre los países, dado que aquellos con sistemas efectivos de testeo, seguimiento y aislamiento, y en los que las vacunas se implementen más rápidamente entre su población, probablemente tendrán un desempeño mejor. China, se prevé que crezca en términos reales un +8% en 2021, representando más de un tercio del crecimiento económico mundial y un +4,9% en 2022, de forma paralela a la India, si bien en este último, no se ha controlado tan bien la propagación del virus.

Y es que previsiblemente Asia liderará el crecimiento global en los próximos años. Hay varios motivos que invitan a pensar en ello. El resultado de las elecciones presidenciales norteamericanas, con la elección de Biden, ha decantado la balanza hacia un acercamiento comercial más amistoso con China, y por extensión, con el resto de Asia, pero también con Europa, deshaciendo la política aplicada por Trump, evitando así tensiones enmarcadas en una guerra comercial. Centrémonos en China: el país es consciente de su liderazgo crecimiento en el mundo, por lo que todo apunta a que sea más receptivo a propuestas relativas a la defensa de los derechos humanos (vivienda, salud, desigualdad, etc.) y más empático con los temas medioambientales, si quiere impulsar aún más su comercio internacional, tanto de productos como de servicios. La concienciación ciudadana en China, Asia y muchos de los mercados emergentes, está calando entre su clase media, preocupados por el medioambiente, la justicia social, un mejor sistema sanitario, pensiones, libertad de expresión, infraestructuras, etc. Excluyendo al polvorín de Hong Kong, muchos de los países de la zona están avanzando mucho en mejorar todos los ámbitos que preocupan a su población. El oponente tecnológico de EE.UU. son claramente los países asiáticos, siendo la digitalización de los negocios más patente que nunca, así como el know-how acumulado en su industria. Las transformaciones que se están produciendo, la recuperación de las economías con su propia demanda interna, un dólar débil y la fisionomía de su estructura poblacional, postulan a Asia como líder del crecimiento económico mundial en los próximos años, siendo su máximo exponente China.

Con la recuperación económica, vendrá la inflación y la elevación de las curvas de tipos de interés, el avance bursátil, atrayendo cada vez más la inversión internacional hacia la zona asiática, en la que la productividad empresarial sigue una evolución progresivamente ascendente en contraste con muchos países occidentales. Todo lo descrito, hace prever un crecimiento robusto y sostenido para los próximos años. Desde el punto de vista de la inversión, claramente hay que estar invertidos en China y resto de Asia, de forma selectiva, en sectores específicos, existiendo mucho valor en muchas medianas compañías, en un entorno en el que los mercados de capitales se desarrollan cada vez más, atrayendo la inversión extranjera. Nuestro consejo: asesórense bien y rentabilicen sus ahorros.