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¿Siguen prestando los bancos?

PUNEET VASWANI, ASESORAMIENTO Y GESTIÓN PATRIMONIAL

27/09/2020

A inicios de esta semana terminó el verano, enmarcado en el contexto de una pandemia mundial como es el Covid-19, que ha derivado a su vez en una recesión económica, que ha tenido que ser respondida con medidas excepcionales y contundentes aplicadas por bancos centrales y gobiernos. Con el programa de “QE” (Quantitative Easing, por sus siglas en inglés) ilimitado y el PEPP (Pandemic Emergency Purchase Program), tanto la FED como el BCE han inyectado una liquidez inaudita en los mercados y, por ende, indirectamente en la economía real, para contrarrestar los efectos del parón de la actividad económica global con los confinamientos realizados entre marzo y mayo, cuya alargada sombra vuelve ahora a asomarse.

Así, el Gobierno de España anunciaba a través del Real Decreto Ley 8/2020 la línea de avales estatales instrumentadas a través del ICO para empresas y autónomos con el objeto de paliar los efectos económicos de la crisis venidera, dotada inicialmente con 100.000 millones de euros en cuatro tramos, que fueron ampliados en el mes de julio con otros 40.000 millones adicionales. A finales de agosto, el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital reportaba que la banca había inyectado 98.411 millones de euros a empresas, pymes y autónomos a través de 777.507 préstamos avalados por el ICO, aglutinando los pymes y autónomos el 97% de las operaciones de financiación y renovación con un aval del 80%.

En un país en el que el 15% del PIB depende del turismo, un 35% en Canarias, sector en el que se han maximizado los ERTES, y aún (al menos mientras escribo estas líneas) no se han extendido los mismos siendo la fecha límite final de mes, mientras en Alemania de forma generalizada se ha extendido hasta finales de 2021, se nos antoja que esta liquidez inyectada es insuficiente para la supervivencia de muchos autónomos y pymes, que han seguido pagando sus cuotas de cotización, alquileres, etc., mientras no podían facturar por el cierre de sus negocios. Pero no solo es el turismo, sin otros muchos sectores, tales como el comercio minorista, agencias de viajes, restauración, ocio nocturno, etc. Y es que si uno se da un paseo a pie por el centro de las ciudades podrá ser testigo del cierre de muchos pequeños negocios, algo que se extiende a otros municipios.

Como saben, la banca está en plena reconversión, viviendo una segunda ola de fusiones, aplicando en la última década políticas extremas de contención de costes con recortes de plantilla y cierre de oficinas, dado que el contexto de tipos cero hace su negocio troncal cada vez menos rentable. Ahora bien, ¿realmente están prestando los bancos con sus propios recursos y otorgando nueva liquidez a pymes? Según la encuesta de junio del Banco de España, eliminando el efecto ICO, los bancos están prestando menos que el año anterior. Pero no solo eso, desde marzo, los bancos españoles duplicaron su deuda con el BCE hasta superar los 256.000 milllones para poder otorgar los préstamos con aval del ICO, acumulando un aumento del 97%. La banca se ha financiado a tipos cero e incluso hasta negativos del -1% (muy atractivo), con lo que existe una total correlación entre la apelación al BCE y la concesión de préstamos con aval ICO. Podríamos afirmar, por tanto, que la política monetaria de choque aplicada por el BCE con programas para incentivar la transmisión del crédito a la economía real funciona, pero ¿será suficiente para el caso español? Creemos que no, si no se complementa con políticas fiscales adicionales a las ya anunciadas.

Por otra parte, si uno pregunta a pie de calle, son muchas las pymes y los autónomos que afirman no haber podido acceder a esta financiación avalada “de emergencia” ante los requisitos solicitados por las entidades financieras, en ocasiones con garantías supletorias, tipos elevados y venta cruzada de otros productos bancarios, como los seguros. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha iniciado diversas investigaciones para determinar esta controvertida praxis, una vez más. Y es que lo que más se escucha en los corrillos financieros, ante la creciente morosidad derivada de la crisis económica en la que estamos inmersos gracias al Covid-19, es que la banca puede haber aprovechado el aval estatal para refinanciar y reestructurar deuda concedida a pymes y autónomos, incluso a grandes empresas, transformando el riesgo corporativo y cargándoselo al Estado. Como se suele decir “quien hizo la ley, hizo la trampa”. Veremos qué deriva coge esto, pero entre el propio endeudamiento estatal, que, según las agencias de rating, superará en 2020 el 120% del PIB y la transmisión indirecta del riesgo de crédito privado al Estado vía préstamos avalados, el panorama no pinta muy bien a futuro si la crisis se alarga.

La banca está transformando su modelo de negocio poniendo al cliente en el centro (ya era hora) y evitando ser un simple supermercado de productos financieros. Veremos si a futuro el usuario quiere más de lo mismo, o si prefiere otras fórmulas, como las ofrecidas por las Fintechs, los Neobancos, las Big Techs o las propias ESIs (Empresas de Servicios de Inversión).