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Turismo, reto económico de Canarias

CRISTINA JEREZ,  MARKETING Y DESARROLLO DE NEGOCIO
09/08/2020

Si afirmamos que la crisis económica del Covid-19 tiene una especial incidencia en nuestro Archipiélago, nadie se sorprenderá. El sector turístico, uno de los más golpeados por la crisis, supone en torno a un 35% del PIB canario. De ello y sus repercusiones durante el confinamiento, con un turismo 0 en una de las temporadas más señaladas del año, la Semana Santa, escribíamos en abril en este mismo diario. Y aunque por el momento sorteamos el peor de los escenarios (un verano con otro 0 turístico), lo cierto es que la inestabilidad e incertidumbre, dificultan mucho la recuperación.

Uno de los grandes batacazos del verano para el sector proviene de uno de los países de origen por excelencia de nuestros turistas, y que suponen más del 30% del total de viajeros que reciben las Islas: Reino Unido. En total, 14 días de cuarentena, es lo que tiene que hacer un turista inglés a su vuelta de Canarias. La decisión de los británicos de ampliar esta cuarentena, de 10 a 14 días, y la recomendación de no viajar a ninguna parte del territorio español, ha supuesto un nuevo jarro de agua fría para el sector. Las negociaciones entre el Gobierno español y el británico no han tenido éxito y, finalmente, los turistas procedentes de Canarias y Baleares también tendrán que cumplir dicha restricción. La reacción de las principales compañías aéreas británicas y tour operadores no se ha hecho esperar. Tras varios titubeos, a la espera de una posible negociación favorable para las islas, TUI e Easy Jet han decidido cancelar las conexiones con Canarias y Baleares.

Nuestra Comunidad Autónoma es la cuarta con una mayor caída del PIB intertrimestral, un -21%, solo por detrás de Baleares, Valencia y Cataluña, todas ellas con gran dependencia del sector turístico. La última semana de julio, el gasto medio con tarjetas de crédito extranjeras en Canarias fue un 63% menor del promedio pre COVID-19, según datos publicados por BBVA y registrados con sus TPV. En el mes de la desescalada hotelera, junio, último con datos oficiales del INE, se ocuparon unas 10.000 plazas, 99% menos respecto al año anterior. En lo referente a julio, algunos medios canarios apuntan a un 40% de ocupación para los hoteles que han abierto y que, supondrían, un 25% del parque hotelero. Sin duda, queda un largo camino hacia la recuperación, un camino que promete estar lleno de obstáculos, hasta conseguir la ansiada vacuna.

En julio también se han recibido datos moderadamente optimistas sobre el paro a nivel nacional, no tanto, para Canarias. Mientras que a nivel estatal se celebra los nuevos 161.217 afiliados, y la reducción de paro, cercana a 90.000 personas; en Canarias, se reduce el número de afiliados en 1.992 y el paro a su vez, baja un -1,55%, algo más de 4.000 personas. Respecto a los ERTE también nos quedamos rezagados, Canarias incorporó a 42.003 personas en julio, un 27%. En total, en torno al 50% de las personas afectadas por un ERTE ya han vuelto a sus puestos de trabajo en nuestro archipiélago, muy lejos del 80% de la media nacional. Sin duda, el inevitable cierre parcial del parque hotelero tiene mucho que ver en ello.

Frente al alto impacto de esta crisis en nuestro territorio, cabe preguntarse qué se puede hacer para paliarla y, sobre todo, para minimizar los efectos de esta crisis y de las futuras. Esta semana el Gobierno de Canarias ha anunciado la contratación de un seguro con la compañía Axa España para garantizar a los turistas la cobertura sanitaria, de repatriación y prolongación de estancias por cuarentena relacionada con la Covid-19. Sin duda una acción contundente y arriesgada, que busca atraer a los viajeros y ayudar al sector. Es cierto que hay que empezar a tomar medidas para la reactivación del turismo. También lo es que, la gran dependencia a un único sector ha sido y es uno de los grandes hándicaps históricamente de la economía de Canarias. No se trata aquí de medrar o no apoyar al sector turístico, principal motor de nuestra economía actual, sino de impulsar el desarrollo de otros sectores, enmarcados en la actividad industrial, medioambiental o de servicios. Se trata de atraer inversión, crear polos de excelencia y retener el talento, mejorando el sistema educativo. La diversificación es clave para conseguir una economía más saneada y resilente ante períodos de crisis e incertidumbre.