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Cambia el mensaje de la FED

DAVID MARTÍN, ANALISTA Y ASESOR FINANCIERO

21/06/2021

Esta semana concluía la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Reserva Federal de los EE.UU. (la FED) y, los mercados, expectantes, no han tardado en reaccionar a las conclusiones de éste. Entre ellas, destaca el efecto que ha tenido en los mercados las expectativas de inflación del organismo para 2021, más altas que en previsiones anteriores, y suponiendo, por tanto, un nuevo horizonte temporal para las subidas de los tipos de interés oficiales.

El FOMC tiene 18 miembros que se reúnen periódicamente: estuvieron reunidos dos días para establecer escenarios sobre tipos de interés y la posible evolución del paro, el crecimiento, los nuevos empleos y la inflación futura. En marzo, 7 miembros del FOMC pronosticaron que los tipos del dólar subirían en 2023, y no en 2024 como muchos esperaban. Pero este miércoles lo hicieron 13, y señalaron que subirían antes. En los últimos meses, los tipos de interés han oscilado entre 0% y 0,25%. Ahora la media de los miembros de la FOMC pronostica que el PIB norteamericano crecerá un 7% este año y que el paro bajará hasta el 4,5%. La inflación subyacente (es decir, dejando de lado los factores más volátiles, como alimentos y energía) puede llegar al 3%, por encima del 2,2% que se vaticinó en marzo, siendo éste el nivel esperado para 2022.

A lo largo de los últimos meses, el debate económico se ha centrado en si el repunte de la inflación es transitorio o viene con mayor fuerza y duración. Hasta ahora, las palabras de los principales bancos centrales han dado a entender que sus expectativas sobre el repunte de la inflación es de un marcado carácter temporal. En consecuencia, el cambio en las expectativas de la FED se ha dejado notar en el mercado, y las acciones y los bonos han reaccionado con caídas.

Aunque en el comunicado Powell no ofrecía pista alguna sobre la retirada de las compras de deuda, en la rueda de prensa posterior sí dejaba entrever al mercado la posibilidad de debatir en próximas reuniones sobre el inicio del tapering. Cuando hablamos de este término, nos referimos a la retirada progresiva de los estímulos monetarios, es decir, fundamentalmente la reducción de la compra de bonos de deuda pública y privada por parte de los Bancos Centrales. Es importante entender que la idea del tapering es ir disminuyendo los estímulos monetarios para que el mercado se vaya adaptando y autorregulando sin cambios bruscos. Por tanto, es un proceso de larga duración, evitando alterar los mercados financieros y en el que el seguimiento de los datos económicos como el PIB, el desempleo y la inflación determinarán el ritmo y magnitud del proceso. El término se dio a conocer por primera vez por Ben Bernanke en mayo de 2013, produciendo un pánico vendedor en las bolsas. El origen del tapering se sitúa en la introducción de medidas de políticas monetarias ultralaxas por la FED para paliar la Gran Crisis Financiera desatada en 2008, conocidas como quantitative easing.

Con las previsiones actuales, los mercados descuentan dos subidas de tipos por parte de la FED en 2023. La compleja y delicada situación postCovid obliga a la FED a actuar con gran cautela, precisamente, para evitar movimientos bruscos, en las reacciones del mercado a este tipo de mensajes, especialmente porque gran parte de los ahorros de sus conciudadanos están invertidos en los mercados y porque gran parte de la financiación de entes públicos y muchas empresas ha sido posible gracias a la política monetaria anti-crisis.
Aunque todavía es incierto y no está definido cuando iniciará realmente la FED el tapering, esta semana ha llegado el primer aviso a los inversores y a finales de agosto se celebrará en Wyoming el famoso y tradicional Simposio de Política Económica de Jackson Hole, y todo apunta a que será entonces cuando Powell desvele novedades al respecto. Estaremos atentos.